Mientras los países celebran el Día Mundial de la Libertad de Prensa, esta «vive sus peores momentos» en Nicaragua, señaló este viernes el no gubernamental Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).
«La libertad de prensa, constantemente amenazada desde la llegada al poder de Daniel Ortega en 2007, vive sus peores momentos desde abril de 2018, cuando inició la brutal represión contra las protestas sociales que demandan democracia, justicia, libertad», indicó el Cenidh, en un comunicado.
Desde el estallido social de 2018 contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, Nicaragua reporta un periodista muerto, mientras que otros tres guardan prisión.
La Fundación Violeta Barrios de Chamorro ha reportado más de un millar de violaciones contra la libertad de prensa en Nicaragua.
Las violaciones van desde el asesinato del periodista Ángel Gahona, el arresto de los periodistas Lucía Pineda Ubau, Marlon Powell y Miguel Mora, así como agresiones físicas, amenazas, asedio, robo de equipos, cierre o confiscación de medios, lo que ha llevado al exilio a más de 60 comunicadores.
El Cenidh calificó la realidad del periodismo en Nicaragua como un «panorama sombrío», especialmente para «los periodistas independientes que han sido los portadores de las denuncias de las violaciones a los derechos humanos de los nicaragüenses (…), a pesar de las adversidades y el hostigamiento de un régimen corrupto».
Por dicha razón, condenó «las acciones de la dictadura Ortega Murillo contra los periodistas y medios de comunicación independientes del país», que según la ONG, «persiguen callar las voces que denuncian las violaciones de los derechos humanos de los nicaragüenses».
El Día Mundial de la Libertad de Prensa es celebrado por la Organización de las Naciones Unidas celebra cada 3 de mayo.
La crisis que atraviesa Nicaragua ha dejado al menos 325 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organizaciones locales cuentan hasta 568 y el Gobierno reconoce 199.
Los defensores de los derechos humanos advierten de 809 «presos políticos» en Nicaragua, de los que Ortega reconoce poco más de la mitad y los llama «terroristas», «golpistas» o «delincuentes comunes.