Una de las primeras cosas que hizo Korina Rivadeneira al llegar a tierras peruanas fue matricularse en clases de actuación con Mariela Alcalá, actriz y cantante venezolana que en esos años trabajaba en ATV. Las oportunidades se le fueron dando y logró construir una nueva vida en un país que en su momento la acogió con los brazos abiertos.
Se dedicó a la actuación y muy pronto llegó a programas de competencias. En el 2015 apareció por primera vez en la pantalla grande con un papel en la película peruana La herencia. Sin embargo, se vino un periodo duro para la joven venezolana. Al llegar al Perú a los 17 años y con visa de turista, Korina Rivadeneira no supo ver las consecuencias que acarrearía trabajar en calidad de visitante. En el 2017 Migraciones canceló su residencia en el país y Cancillería rechazó considerarla en situación de refugiada (la crisis en su país empujó a muchos compatriotas suyos a buscar refugio en el Perú bajo esa condición). Con una orden de expulsión obligatoria del Perú sobre sus hombros, optó por ocultarse durante tres meses y pasar a la clandestinidad.
“Migraciones sancionó a Korina. Frente a ello, salió una resolución que indicaba que se habían vulnerado sus derechos constitucionales porque el proceso no se hizo conforme a ley, por lo que lo declararon nulo”, explica a Somos Katty Cachay, socia del estudio Warthon Abogados, que asumió su caso. A finales de octubre, Korina obtuvo un nuevo carnet de extranjería y está postulando a la calidad de familiar residente, dado que está casada con el peruano Mario Hart.
Superada la adversidad, Korina Rivadeneira inicia una nueva etapa, ahora como parte de «Qué difícil es amar», película que se estrena el 1 de febrero.
– Si pudieras retroceder el tiempo, ¿harías las cosas de la misma manera?
Yo no he hecho nada malo. Mi único error fue a los 17, cuando vine a Perú y trabajé. Sí, me equivoqué, pero como muchos que vienen al país y necesitan sobrevivir. Para documentarte necesitas al menos
S/ 500. Yo llegué con 200 dólares y no medí la magnitud de lo que hacía. Después, en el 2014, saqué mi carnet de extranjería y todo se regularizó. Seguí mi vida por otros seis o siete años trabajando y pagando todos mis impuestos.
– ¿Te has reencontrado con compatriotas venezolanos en Lima?
Sí, con muchos. Hay tantos en todas partes, que siempre me encuentro con uno. Me recuerdan mi pasado, a mi gente y regresan a mí muchas sensaciones de alegría.
– ¿Qué sientes al saber que principalmente están acá por la difícil situación de Venezuela?
Es muy triste. Allá, muchos niños mueren en hospitales por falta de remedios. No se trata de una cuestión de dinero, sino que simplemente no hay dónde conseguir medicinas ni alimentos. Los políticos son y han sido el problema del país durante los últimos 18 años.
– ¿Crees que Venezuela es democrática?
Para nada. Está demostrado que hay dictadura y abusos de poder desde hace años. No es una revolución, como algunos quieren creer.
– ¿Qué les dirías a tus compatriotas en Perú?
Que sean fuertes porque no es fácil empezar de nuevo en otro país. También les diría que recen y agradezcan siempre, porque lograron salir de Venezuela.
– Acabamos de cerrar el 2017, ¿cómo lo resumirías?
Como un año difícil, de lucha y aprendizajes, pero lo acabé con la bonita sensación de que el 2018 va a ser espectacular. Eso espero.
– Has sido la mujer más buscada del Perú el año pasado.
Sí, aunque equivocadamente. Algo que nunca debió pasar. Doy las gracias a Dios que se solucionó y se logró hacer justicia.
– ¿Cuánto tiempo tuviste que vivir escondida?
Tres meses y perdí todo lo que había construido en años. Fue innecesario y por un error de ellos.
– ¿Cómo fueron esos tres meses?
Duros. Difíciles, pero llenos de enseñanzas. Aprendí a cocinar. Conocí más a quienes realmente están conmigo. Entraron personas valiosísimas a mi vida. Me di cuenta de dónde estoy y por qué estoy aquí. Me dieron nuevas ganas de salir adelante. Pasé toda mi vida trabajando sin parar. En lo único que pensaba era en reunir y reunir dinero, pero llegó un momento en que me enfrenté a situaciones inesperadas y lo perdí todo. Ahora veo las cosas de otra manera y creo que la vida se trata más de momentos, amigos y familia.
– Tal vez ahora ya no es tan importante para ti el dinero.
Para mí, el dinero nunca fue lo más importante, pero sí era necesario. Como todos, tenía metas y sueños por cumplir. La casa propia, un auto y cosas así. Con mucho esfuerzo compré mi camioneta y ya estaba contruyendo una casa en Venezuela, pero al final me la quitaron. Prefiero no entrar en detalles porque no es algo que me guste recordar.
– Durante esos meses en la clandestinidad publicaste videos de ti en tus redes sociales.
Al final, sí. Me sentí muy sola, rezaba todo el tiempo porque todos los días lloraba. No era justo lo que pasaba y solo quería que terminara rápido. Una mañana desperté feliz y riendo, pero por ninguna razón en especial, todo en Migraciones seguía incierto y pensé: “Que pase lo que tenga que pasar”. Me grabé bailando. Antes de eso solo me había filmado molesta y, tal vez, soberbia con las autoridades, lo que les cayó mal a muchas personas. Pero es que no se ponían en mi lugar. Siempre mantuve la fe de que las cosas se aclararían. Llegó un punto en el que tuve que esconderme porque si no, no podría demostrar mi posición. Al grabar trataba de controlarme, pero mis sentimientos siempre ganaban. Solo exigía lo justo.
– En ese momento las opiniones sobre tu situación se dividieron, incluso entre los mismos venezolanos.
Es que no me entendían porque los programas de espectáculos se encargaron de destruirme. No culpo a quienes hablaron mal de mí porque se dejaron llevar por los medios.
– ¿Crees que ocultarte fue la mejor forma de enfrentar la situación?
No tenía otra opción. En ese momento, mis abogados me aconsejaron hacerlo.
– ¿Dónde estuviste esos tres meses, Korina?
Prefiero mantenerlo en reserva, no quiero que luego se empiece a especular.
– Sobre tu matrimonio con Mario Hart, se determinaron irregularidades en el proceso.
Nos casamos en Huaral porque pensé que hacerlo en Lima iba a ser un escándalo mediático. Teníamos varias alternativas, pero un amigo de Mario nos ofreció Huaral. Pensamos que así sería menos problemático, pero finalmente lo fue de todos modos.
– ¿Se casaron por tu situación migratoria?
No, estábamos muy enamorados y mi situación animó a Mario a pedirme la mano. En la ceremonia le di las gracias porque para mí fue una muestra de amor. Sin la situación migratoria quizá nos habríamos casado en otro momento, pero de todas formas era algo que iba a pasar.
– Después de todo, ¿has logrado reinsertarte en tu vida y volver a ser tú?
Sigo intentándolo. Por el momento, quiero empezar una nueva etapa. Estoy participando en Qué difícil es amar, una comedia romántica con Diego Bertie que se estrenará el 1 de febrero.
– ¿Qué puedes adelantar de tu personaje?
Está enamorada de Diego, pero él, obviamente, no se da cuenta hasta el final. La forma en que ellos se conocen es bastante particular.
– ¿Volverías a los programas de competencias?
Siento que ese ciclo ya acabó para mí, pero las cosas pueden cambiar, nunca se sabe. Lo que sí sé es que este año llegó con más energía y lleno de proyectos increíbles.