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Gabriel Valles: un venezolano que pasó cuatro años en La Tumba

El ex preso político radicado en Colombia relató los peligros de su lucha en contra de Nicolás Maduro 

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Gabriel Valles Sguerzi, fundador de la ONG Operación Libertad, viajó en el año 2014 con Lorent Saleh a Bogotá para participar en la Mesa Nacional de Víctimas organizada por la ONU y denunciar la presencia de la guerrilla colombiana en Venezuela, pero luego fueron deportados a su país, donde permanecieron privados de libertad en las tenebrosas cárceles llamadas La Tumba y El Helicoide.

Liberado en 2018, decidió ir a Colombia para resguardar su vida y trabajar por los migrantes venezolanos, pues cuenta con el asilo político que había solicitado a la Cancillería del país vecino.

«En 2010, para las elecciones de la Asamblea Nacional, lanzamos la campaña ‘Chávez miente’. Fuimos detenidos y acusados de difamación y de información falsa. Chávez nos acusó a través de los medios de ser un grupo terrorista que quería desestabilizar el sistema eléctrico para atentar contra las elecciones», dijo Valles Sguerzi.

Detalló que nunca les informaron la razón oficial de su detención, y tampoco les permitieron comunicarse con sus abogados ni presentarse en tribunales en Colombia. Solo les dijeron que estaban vetados en ese país por 10 años a razón de una medida administrativa presidencial, que luego fue desestimada.

De allí pasó a estar privado de libertad por un periodo de 3 años y 10 meses en una cárcel llamada La Tumba y en la sede de El Helicoide, junto con Saleh.

«El nombre de La Tumba se lo dan los mismos custodios que manejan el sitio. Se trata de un sótano que está en el quinto piso bajo tierra del edificio administrativo del Servicio Bolivarino de Inteligencia Nacional. La gran mayoría del tiempo estuvimos solamente Lorent y yo, y la única manera de comunicarnos era gritando», narró.

En La Tumba permaneció 19 meses y el resto del tiempo en la sede de El Helicoide: «Es realmente diferente a La Tumba, donde uno vive aislado; allí en cambio hay un total hacinamiento. Es una oficina que convirtieron en celda. Cuando yo estuve allí había más o menos 300 recluidos en un espacio muy pequeño», añadió.

El activista venezolano afirmó que su liberación en 2018 ocurrió porque el gobierno «tenía que limpiar un poco su imagen». «Las elecciones fraudulentas y el motín dieron pie a que el gobierno, para lavarse la imagen, hablara de un proceso de paz, reconciliación y de segundas oportunidades con los ‘terroristas’. Una noche nos sacaron tal cual entramos, sin documentación ni explicación», indicó.
 

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