El papa Francisco arremetió ayer contra el recurso a la violencia en la lucha por el reconocimiento de los pueblos, en una homilía pronunciada en Temuco, corazón de La Araucanía, en plena tensión por el conflicto mapuche.
“No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división”, dijo el pontífice en la “Misa por la integración de los pueblos”, ante las miles de personas que se concentraron en esta región, que ha sufrido en la última madrugada varios ataques.
La región de La Araucanía, donde se enclava Temuco, es escenario de la lucha que libran los mapuches, la etnia más grande de Chile, que denuncia discriminación y abusos y reclama la restitución de territorios ancestrales de los dueños que tomaron sus tierras.
Ayer antes de la misa papal hubo violencia en la zona. Las autoridades reportaron un policía herido, tres templos católicos y uno evangélico con daños de diversa consideración y vandalismo a tres helicópteros de empresas forestales.
La homilía que se celebró en el Aeródromo de Maquehue, un centro de detención y tortura durante la dictadura militar, fue dedicada a las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet.
El Papa pidió un momento de silencio por tanto dolor e injusticia, en medio de la emoción que se palpaba en el ambiente.
“Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron y por los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias”, dijo el pontífice.