El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó este miércoles de que los disturbios y la parálisis política que se viven en regiones de Latinoamérica podrían tener consecuencias para la actividad económica y el crecimiento del continente.
«La posibilidad continua de disturbios y parálisis política tiene el potencial de erosionar la confianza y pesar sobre la actividad económica», apuntó el Fondo en un artículo escrito por los analistas Gustavo Adler, Nigel Chalk y Anna Ivanova.
Aunque no menciona ninguna de las crisis políticas que se han vivido en las últimas semanas en países como Brasil o Perú, el FMI explicó que «el creciente descontento social y la disminución de la confianza en las instituciones públicas ha sido una tendencia importante en la región desde hace algún tiempo».
«Las tensiones sociales ciertamente se exacerbaron durante la pandemia. Las personas más pobres, en particular las que trabajan en servicios presenciales, fueron las más afectadas por las consecuencias económicas. Si bien el apoyo del gobierno ayudó, muchos no pudieron aislarse por completo del impacto negativo, como lo demuestra el notable aumento de la pobreza», añadió el artículo.
Los analistas del FMI explicaron que a pesar de que en 2022 la economía de la región se expandió casi 3,9%, la inflación retrocedió y el empleo se recuperó con fuerza, «es probable que 2023 sea un año desafiante para la región».
Esta semana el organismo publicó sus últimos pronósticos de crecimiento mundial y apuntó que Latinoamérica y el Caribe crecerá 1,8%, por debajo de la media global de 2,9%. También en 2024, cuando crecerá 2,1%, frente a 3,1% de la media mundial.
Todo ello se deberá, entre otros motivos, a las tasas de interés más altas, la caída de los precios de las materias primas, la desaceleración de la creación de empleo, el debilitamiento de la confianza de los consumidores y el menor crecimiento de sus socios comerciales, en particular Estados Unidos y la eurozona.
A pesar de las «dificultades evidentes», las políticas «deben centrarse en asegurar la estabilidad económica, estimular el crecimiento y la creación de empleo, apoyar el espíritu empresarial y atender las necesidades sociales apremiantes que enfrentan muchas personas en la región».
«Esto ayudará a mitigar el descontento social y restaurar la confianza en las instituciones públicas», señaló el artículo.
El FMI indicó además que los bancos centrales no deben reducir su determinación de bajar la inflación y que la política fiscal «deberá enfatizar el gasto social para apoyar a los pobres al mismo tiempo que reduce la deuda pública».
«Alcanzar estos objetivos requerirá la movilización de ingresos de manera progresiva, favorable al crecimiento y equitativa. La confianza en el gobierno seguirá siendo socavada mientras los ricos no paguen su parte justa en impuestos», apuntó el artículo.
El texto está acompañado de previsiones detalladas para los países de la región; así, México crecerá este 2023 1,7% y 1,6% el año que viene, mientras que Brasil crecerá 1,2% este año y 1,5% en 2024.
Para Argentina se estimó un crecimiento de 2% en 2023, cifra similar a la de 2024; Chile, por el contrario, decrecerá 1,5% en 2023 y crecerá 1,9% un año después. Colombia 1,1% y 2,1%; Ecuador 3% y 2,8%; Uruguay 3,6% y 2,7%; Perú 2,5% y 3,2%; Costa Rica 2,9% y 3%, y Panamá 4% los dos años.
En cuanto a la inflación, tras registrar 7,9% en 2022 (excluyendo a las volátiles Argentina y Venezuela), en 2023 el FMI estimó que se situará en 5,2% de media en la región y en 2024 en 3,4%.