Estados Unidos, la oposición venezolana y sus aliados están resueltos a estrechar el cerco sobre Nicolás Maduro para que deje el poder, sin renunciar a la opción militar que fue esgrimida por el vicepresidente Mike Pence en la cita del Grupo de Lima en Bogotá. “Esperamos una transición pacífica hacia la democracia. Pero el presidente (Donald) Trump lo ha dejado claro: ‘Todas las opciones están sobre la mesa”, advirtió en la reunión a la que asistió Juan Guaidó, reconocido por medio centenar de gobiernos como mandatario interino de Venezuela.
Pence ratificó que el gobierno de Trump está “100%” del lado de Guaidó, una posición que fue secundada por sus principales aliados en Sudamérica, Colombia y Brasil, en el marco de las deliberaciones que buscan definir los próximos pasos contra la “dictadura” de Maduro, luego de los violentos disturbios del fin de semana durante la frustrada entrega de ayuda a Venezuela.
“Ser permisivos con la usurpación de poder sería una amenaza para toda América”, señaló Guaidó, quien había pedido dejar abiertas “todas las opciones” frente a Maduro, cada vez más aferrado a los militares y apoyado por Rusia y Cuba. “No hay dilema entre la guerra y la paz, es la paz la que debe prevalecer (…). El dilema es precisamente entre democracia y dictadura”, afirmó.
Luego de la fallida entrega de asistencia el sábado a los venezolanos, golpeados por la escasez de alimentos y medicinas, el Grupo de Lima se encamina a elevar al máximo la presión sobre el gobierno chavista. El presidente Iván Duque abogó por un “cerco más poderoso y más efectivo” que dé paso a una transición en Venezuela y Washington procedió a congelar activos de cuatro gobernadores alineados con Maduro en represalia por lo ocurrido. Pence además invitó al Grupo de Lima a que transfiera los activos de la estatal petrolera Pdvsa a Guaidó y niegue al “círculo íntimo de Maduro” el ingreso a sus países.
Pence también anunció un nuevo desembolso de 56 millones de dólares para los países que reciben migrantes venezolanos. Desde 2017, ha donado 195 millones de dólares para enfrentar el éxodo de 2,7 millones de personas que han llegado a América Latina y el Caribe desde la agudización de la crisis venezolana en 2015.
El chavismo, que ha alertado sobre los planes de Washington para lanzar una invasión militar con el pretexto de la ayuda humanitaria, celebró en la víspera el fracaso de la operación en un mitin encabezado por el dirigente Diosdado Cabello. Con lo ocurrido el sábado “se configuró un escenario donde podría haber una intervención de fuerza”, señaló a la AFP Laura Gil, politóloga internacionalista. Dijo la experta que la oposición venezolana se anotaba un triunfo si lograba pasar la ayuda, pero “ganaba todavía más si Maduro incrementaba la represión, como lo hizo”. Así, la salida a la crisis empieza a girar en torno al discurso “de que aquí la única manera es el uso de la fuerza”. “En el Grupo de Lima, el consenso es que hay que sacar a Maduro, pero no hay consenso en el cómo”, agregó Gil.
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