En vista de la crítica situación de Venezuela, miles de ciudadanos indocumentados salen por la frontera del país cada día rumbo hacia Ecuador y Perú, dos países que la semana pasada anunciaron nuevas medidas migratorias que incluyen la presentación del pasaporte para el ingreso de las personas, reseñó El Espectador.
La exigencia del pasaporte generó que cientos de personas se encontraran varadas en la frontera de Ecuador, lo que a su vez les impedía el paso a Perú que también aplicará la misma medida el próximo sábado. La agencia de noticias Efe espera que aproximadamente 20.000 venezolanos lleguen a Perú antes de esa fecha.
Las condiciones del viaje a pie son hostiles: la falta de alimento, agua, el agotamiento físico y el frío acompañan a los caminantes en su travesía. Hasta la fecha se han registrado cinco muertes durante el viaje. “Es casi un camino de muerte”, cuenta Leonor Peña, voluntaria venezolana que asiste a los caminantes en Pamplona, Norte de Santander.
Algunos migrantes afortunados consiguen que los vehículos y camiones que transitan las carreteras les ofrezcan viajes que acortan la larga caminata. La mayoría de las personas que viajan a pie no tienen dinero para pagar hospedaje y deben dormir en la calle.
Los venezolanos viajan en grupos desde su estado de origen. Muchas familias se separan mientras que otras consiguen avanzar unidas. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), los caminantes hacen jornadas de 11 horas durante el día y 5 horas en la noche.
A lo largo del camino, los venezolanos son víctimas de xenofobia y rechazo por parte de los ciudadanos del país que atraviesan, sin embargo, muchas personas se solidarizan con los viajeros y les ofrecen comida, agua y estadía. Estas personas viven de la caridad de los que transitan las carreteras hasta que llegan a su destino.
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