La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, reapareció en público este jueves tras el atentado en su contra y aseguró que está viva «por Dios y por la Virgen».
«Siento que estoy viva por Dios y por la Virgen y me pareció que tenía que agradecer, rodeada de curas, hermanas religiosas y pobres», afirmó la vicepresidenta durante un encuentro con el grupo Curas en Opción por los Pobres, sacerdotes que realizan actividades en asentamientos precarios.
Fernández relató que el papa Francisco la llamó el 2 de septiembre, un día después de que sufriera el atentado. En su conversación le dijo que «los actos de odio y de violencia son precedidos por palabras y verbos de odio».
Cristina Fernández tras intento de magnicidio
Tras dos semanas del intento de magnicidio contra la vicepresidenta y exmandataria de Argentina (2007-2015), cuatro personas se encuentran detenidas. Mientras tanto la justicia investiga si los sospechosos actuaron por iniciativa propia.
El autor material del hecho, el brasileño Fernando Sabag Montiel, de 35 años de edad, quedó filmado por las cámaras de televisión de medios locales. Las imágenes lo muestran acercarse a centímetros del rostro de Fernández, sacar su pistola y gatillar en dos oportunidades sin que el disparo saliera del cañón del arma.
“Lo más grave no es lo que me pudo haber pasado a mí, sino que se rompió el acuerdo social que había desde 1983”, dijo Fernández en referencia a la fecha en que el país recuperó la democracia.
Erradicar la violencia
Durante el encuentro, que tuvo lugar en el Senado argentino, comentó que en su opinión «volver a la democracia fue recuperar la vida, la racionalidad y poder discutir de política, erradicando toda esa violencia”.
La jueza federal María Eugenia Capuchetti mantiene bajo secreto de sumario el caso. Sin embargo, a pesar del hermetismo jurídico ciertos aspectos de la investigación se escapan hacia los medios locales.
A los cuatro detenidos se les bautizó como “la banda de los copitos”, porque a algunos de sus integrantes los vieron en las inmediaciones del domicilio de la vicepresidenta vendiendo algodón de azúcar días antes del atentado.
Por su parte, Fernández consideró al atentado como una “ruptura” y llamó a “reconstruir consensos urgentemente”.
“Esa pasión que tenemos porque la gente vuelva a comer y tener un trabajo no lo vamos a lograr hablando únicamente con los que pensamos de una manera. La gracia está en juntarse con los que piensan distinto y tener un acuerdo mínimo”, dijo.
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