El cooperante brasileño expulsado el sábado de Venezuela tras permanecer once días detenido e incomunicado, acusado de pertenecer a una organización criminal internacional, afirmó hoy que está bien y que se encuentra en un lugar seguro, que se abstuvo de revelar por razones de seguridad.
«Estoy bien y seguro. Me reservo el derecho de mantener en sigilo el lugar en donde estoy y hacia donde voy. Espero que me entiendan. Tengo mi vida personal y particular», afirmó Jonatan Moisés Diniz en un mensaje que publicó en su cuenta en Facebook un día después de haber abandonado Venezuela.
La detención del cooperante brasileño y residente en Estados Unidos provocó un «incidente» diplomático entre ambos países debido a que el gobierno brasileño se quejó de la falta de informaciones sobre su paradero, su situación legal y su estado de salud, e instó a Venezuela a permitir al menos una visita consular.
El canciller brasileño, Aloysio Nunes, dio el incidente por superado el sábado luego de que el gobierno brasileño recibiera la información de que Diniz había sido liberado y expulsado, y que había embarcado en un vuelo con rumbo a Miami.
Sus familiares dijeron hoy que se comunicó para avisar que está bien y que fue tratado bien en la prisión pero que, como aún teme por su seguridad, prefiere no divulgar su paradero.
Diniz estaba detenido desde el 26 de diciembre pasado en la sede del Servicio de Inteligencia Bolivariana (Sebin) en Caracas, lo que solo fue confirmado por Venezuela el pasado viernes.
La detención de Diniz fue anunciada en diciembre en un programa de televisión por el dirigente chavista Diosdado Cabello, quien lo acusó de formar parte de una «organización criminal» y de posibles vínculos con agencias de inteligencia extranjeras.
Cabello aseguró que Diniz era el director de la ONG que servía de fachada para recaudar dinero para supuestamente distribuir alimentos y juguetes a niños pobres en Venezuela y de integrar la organización «Warriors for Angels», que publica en las redes sociales imágenes de las protestas antigubernamentales de Venezuela, a las que el político llamó «acciones terroristas».
En un largo mensaje en Facebook en que declaró su amor por Venezuela desde que la visitó por primera vez en 2016 y sus diferentes visitas para trabajar como cooperante, Diniz dijo que viajó a ese país nuevamente a finales de 2017 tan solo para donar ropas, alimentos y juguetes que compró con su salario y la ayuda de amigos.
Agregó que su intención es cambiar la mentalidad de las personas para que intenten luchar por el mismo objetivo, el bienestar de los niños, en lugar de enfrentarse por cualquier asunto, y que nunca se inmiscuyó en política en Venezuela.
«No me envuelvo en política, no me envuelvo en ninguno de esos teatros creados por personas ocultas para hacernos creer que hay democracia. Y no soy del lado A ni del lado B… Solo quiero que los niños no se mueran por nuestra culpa», afirmó.
Dijo que no sabía de la repercusión que tuvo su prisión, agradeció la movilización de los brasileños para pedir su liberación y aclaró que no pretende sacar provecho personal del incidente.
«No tengo intención de exponer mi vida personal, promover mi trabajo o sacar cualquier tipo de provecho personal con lo ocurrido. Simplemente ayudo a las personas sin esperar nada a cambio. Seguiré mi vida normal como siempre y pido que no me llamen para entrevistas ni nada de eso. Lo que tenía que decir lo dije aquí», afirmó.
El deterioro en las relaciones entre los dos países en los últimos llevó al gobierno venezolano a expulsar al embajador de Brasil en Caracas, Rui Pereira, el 23 de diciembre pasado.
Como respuesta, Brasil declaró persona «non grata» a Gerardo Delgado, el diplomático venezolano de mayor rango en el país.
Brasil ha condenado en reiteradas oportunidades las violaciones a los derechos humanos y a las garantías democráticas en Venezuela, en tanto que el país vecino aún no ha reconocido al presidente brasileño, Michel Temer, que asumió en mayo de 2016 para sustituir a la destituida Dilma Rousseff.
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