Argentina cerró 2023 con 211,4% de inflación interanual, la cifra más alta desde la hiperinflación de 1989-1990, en la primera medición del gobierno de Javier Milei, que, en su plan de «shock», firmó una devaluación del 50% del peso al comienzo de la gestión y busca desregularizar al máximo la economía.
Según informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el índice de precios al consumidor creció en diciembre 25,5% en comparación con noviembre, evidenciando una fuerte aceleración respecto al mes anterior.
Ese crecimiento estaría vinculado al denominado «sinceramiento» de precios tras la salida del Ejecutivo de Alberto Fernández, cuyo ministro de Economía y rival de Milei en el balotaje presidencial del 19 de noviembre, Sergio Massa, llevó adelante una política de «precios justos», frenando la escalada en los productos más básicos.
Precisamente poco después de conocerse, en diciembre, las primeras medidas económicas del Ejecutivo de Milei, el Banco Central sostenía que el inicio del proceso de liberación de precios era «requisito indispensable para avanzar en la reversión de los desbalances fiscal y externo», debido a las «marcadas distorsiones en los precios relativos» que, según la entidad emisora, tuvieron por objetivo «reprimir y demorar» las «consecuencias inflacionarias de las políticas deficitarias del Estado».
El gobierno de Milei evitará una hiperinflación del 15.000% anual
En diciembre, las subidas destacadas fueron en bienes y servicios varios (32,7%), salud (32,6%), producto de los aumentos en los medicamentos y en las cuotas de las empresas de medicina privada, y transporte (31,7%).
Además, los alimentos y bebidas no alcohólicas aumentaron 29,7%, con algunos productos -como la harina de trigo, arroz y aceite de girasol- con subidas superiores al 50%, dato extremadamente preocupante por su impacto en el valor de la cesta básica, indicador clave para medir la tasa de pobreza que en Argentina ronda el 45%.
La subida en términos interanuales en este sector alcanzó el 251,3%.
El gobierno de Milei, quien asumió la presidencia el 10 de diciembre, ya advirtió que, entre ese mes y febrero, podrían registrarse tasas mensuales de inflación de entre el 20% y el 40%, pero asegura que, con el plan fiscal de «shock» que anunció pocos días después de iniciar su mandato, evitará una hiperinflación del 15.000% anual.
El propio mandatario señalaba este jueves en una entrevista radiofónica que si la cifra mensual se acercaba al 25% sería «un éxito tremendo» y habría que «llamar a (el ministro de Economía, Luis) Caputo y felicitarlo».
Su plan es lograr equilibrio fiscal en 2024 y terminar así con la emisión monetaria a la que hasta ahora Argentina ha recurrido para financiar el déficit. De hecho, también hoy reconoció que «tarde o temprano» cumplirá su promesa de cerrar el Banco Central. Esta es la vía con la que Milei cree que, entre 18 y 24 meses, podrá domar la fiera inflacionaria.
La más alta de la región por encima de la de Venezuela
La cifra de 211,4%, la más alta de la región por encima de la de Venezuela (193%) y entre las más elevadas del mundo en dura pugna con Líbano, es la más elevada de los últimos 34 años.
En el recuerdo de los argentinos permanece la hiperinflación de los años 1989 y 1990, que llevó el índice de precios al consumidor a guarismos del 3.079% anual en 1989 y 2.314% en 1990 y mantuvo altísimas tasas de pobreza en la población, algo similar a lo que ocurre hoy día.
La hiperinflación llevó a un adelanto en la transición presidencial entre el radical Raúl Alfonsín (1983-1989), primer mandatario en el regreso a la democracia tras la dictadura militar (1976-1983), y el peronista Carlos Menem (1989-1999), quien posteriormente pondría en marcha sus políticas neoliberales y la convertibilidad (el famoso ‘uno a uno’ dólar-peso).
En 2001, en medio de una explosiva crisis económica, las protestas en la calle derivaron en la muerte de 39 personas y la renuncia del hoy fallecido presidente radical Fernando de la Rúa (1999-2001).