A 15 millas al sur de la isla de San Andrés, unidades de guardacostas interceptaron e inmovilizaron la embarcación Miss Da Da.
La nave había partido en la madrugada del 27 de junio desde un muelle no autorizado con 19 migrantes irregulares que llegaron desde Cartagena y Barranquilla.
Eran cinco chinos, doce venezolanos (tres menores) y dos colombianos que pretendían llegar a Laguna de Perlas, municipio de la costa sur de Nicaragua, parada previa para continuar hacia Estados Unidos.
Además de ilegal, miembros de la Armada Nacional determinaron que Miss Da Da no contaba con las mínimas condiciones de seguridad para navegar. Por eso, su capitán y un ayudante quedaron a disposición de la Sijín.
Uno de los migrantes entregó detalles de cómo funcionan las mafias que les prometen dejarlos en costas de Florida a cambio de fuertes sumas. Autoridades de Estados Unidos, con Procuraduría y Fiscalía, vienen rastreando a estas redes, en las que están involucrados desde funcionarios hasta miembros del Clan del Golfo y de la banda criminal venezolana Tren de Aragua.
Los pagos en dólares
“Yo vivo desde hace tres años en Bogotá, trabajo 15 horas al día, tengo dos hijos menores y le envío cada vez que puedo 60 dólares a mi mamá a Venezuela. Mi esposo ya está en Estados Unidos. ¿Usted cree que no quiero reunirme con él?”, contó una de las pasajeras del Miss Da Da.
El tránsito por San Andrés es una de las dos rutas, junto a la de Necoclí, Antioquia, que las mafias ofrecen en «un paquete turístico» ilegal.
El recorrido sale desde Cali, Medellín, Cartagena, Barranquilla o Bogotá y los valores van entre los 5.000 y los 7.000 dólares (de 20 millones a 29 millones de pesos) por migrante.
“El precio más alto incluye pasaje aéreo hasta San Andrés, estadía con alimentación en la isla por máximo dos días en un hostal de una estrella y transporte marítimo hasta Nicaragua.
La cancelación del paquete se exige en dólares y de manera anticipada.
La estafa y los chinos
Los migrantes ingresan a la isla en calidad de turistas y con pasajes de salida, para no levantar sospechas entre los funcionarios de la Oficina de Control, Circulación y Residencia (Occre), encargada del registro de ingreso a San Andrés.
“Hay vuelos que se regresan casi vacíos y la lista de pasajeros que nunca regresan al continente son otra pista de la migración ilegal”, explicó un investigador.
El capitán de navío Carlos Solano Prada, cabeza del Comando Específico de San Andrés y Providencia, le dijo al diario EL TIEMPO que ya tiene detectados horarios y rutas.
Los migrantes son sacados de los hostales en horas de la noche o en la madrugada y los llevan a muelles ilegales donde los suben a embarcaciones, rumbo a Centroamérica, con niños, maletas y sin salvavidas.
“En la isla solo está permitido el zarpe y llegada de lanchas que operan dentro del mismo perímetro de la zona insular. Es por eso que cuando se detecta una nave que viola las normas es retenida”, dijo el oficial.
Por esa ruta han identificado que en los últimos meses se ha incrementado el tránsito de chinos y colombianos.
Estos últimos, en su afán por obtener una visa estadounidense, están cayendo en redes de estafadores que les presentan la oportunidad de invertir dinero en un negocio o en bienes raíz para que puedan acceder a una visa de inversionista, pero las empresas son ficticias.
Los cayos y cómplices
El capitán Solano reveló que ante el incremento de controles, las mafias han optado por llevar a los migrantes desde San Andrés —en pequeños grupos— hasta isla Cayo Pescador o al cayo Albuquerque, y desde ese punto, cuando tienen más de 20 personas, salen hacia Nicaragua.
En lo que va de año, 159 migrantes han sido salvados en aguas de San Andrés. En todo el 2022 fueron rescatadas 711 personas.
“Es un pesar que estas personas terminan perdiendo su dinero al entregárselo a estas mafias, que ponen en peligro sus vidas”, manifestó el oficial.
El albergue de la mafia
La situación en Necoclí no es tan distinta. Los migrantes llegan por vía terrestre en vehículos de servicio turístico especial o en buses interdepartamentales.
“Las redes están eslabonadas, con roles específicos. Está el que recluta los clientes en la frontera, el que transporta hasta Necoclí, el que recibe y hospeda, el que moviliza en lancha y el que sirve de guía por la selva”, manifestó una fuente de Migración Colombia.
En esa zona del país, las tarifas para mover migrantes van de los 3.000 a los 5.000 dólares (entre 12 y 20 millones de pesos); y las condiciones son igual de peligrosas.
De Necoclí, los migrantes salen por vía marítima hasta Capurganá, Chocó, la puerta de ingreso al Darién. En ese punto, un coyote los guía por la selva para pasarlos hasta Panamá. Ese viaje puede demorar cinco días, dependiendo de las condiciones meteorológicas.
El negocio es tan lucrativo que una de las redes estaría levantando un albergue para migrantes, bajo la fachada de una ONG y de una empresa legal.
“Detrás estarían testaferros de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc) o Clan del Golfo, incluido un funcionario local”, le dijo a EL TIEMPO un investigador.
Este diario contactó al personero de Necoclí, Wilfredo Menco, quien manifestó que el único albergue que se levanta está en manos de una asociación que ha recibido, en las últimas semanas, varias visitas de delegados de la Procuraduría, desde Bogotá.
“Es construido por particulares, un proyecto de un privado que ya tiene casi un 90 por ciento de avance, solo le falta entechar”, dijo Menco, quien añadió que el espacio tendría una capacidad para 120 migrantes.
Ante la consulta de si él es parte del proyecto, el funcionario manifestó que no tiene nada que ver con la obra y que incluso desde la Personería se le ha hecho vigilancia.
“Nosotros hicimos una visita a la obra porque en esta se recibirán migrantes. Revisamos que todo estuviera dentro del marco de la legalidad y que no estuviera en manos de mafias que trafican migrantes”, dijo el personero.
Y agregó que está gestionando la construcción de un Centro de Atención Fronterizo. Pero este estaría en manos de la gobernación y otras entidades.
Las autoridades también indagan si Alexánder Celis Durango, alias Byron, capturado esta semana en Necoclí, y presunto jefe financiero de las Agc, estaría detrás del albergue y de las redes de tráfico de migrantes en esa zona del país.