El proceso de paz con el ELN atraviesa por horas críticas. Este sábado 3 de agosto se vence el cese bilateral del fuego entre la Fuerza Pública y la guerrilla, uno de los principales logros de estos diálogos, que hoy viven una nueva crisis por el congelamiento de la negociación y el cruce de mensajes de ambas partes.
Pero hasta el momento hay más dudas que certezas sobre si este será renovado y en las últimas horas en la Casa de Nariño se han movido intensamente para tratar de llegar a un acuerdo con la guerrilla.
De hecho, en la tarde de este viernes 2 de agosto la delegación del Gobierno Nacional, encabezada por Vera Grabe, se reunió y vieron con buenos ojos la propuesta de la ONU y a la Conferencia Episcopal, que pidieron considerar «extensión técnica» del cese del fuego con el Eln mientras se concreta una reunión para descongelar la mesa.
Esto se traduce en prorrogar el cese del fuego sin que haya sido una decisión tomada formalmente en la mesa de diálogo.
«Somos conscientes de que se ha ido agotando el tiempo para preparar las condiciones necesarias para la nueva prórroga y, por esta razón, coincidimos con ustedes en la opción de hacer una extensión técnica del cese al fuego que nos permita desarrollar el encuentro de las jefaturas de las delegaciones», señaló la delegación del Ejecutivo publicado esta tarde.
La pelota, entonces, quedó en manos del ELN. La delegación del Gobierno le envió la propuesta a su contraparte guerrillera para que la evalúe y así tratar de extender la tregua que en principio fue de seis meses y posteriormente se prorrogó por otro seis, siendo la tregua más larga pactada por ese grupo con la Fuerza Pública.
Mientras tanto, otros miembros de la mesa insisten en que las negociaciones se deben suspender. Es el caso del presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, quien este jueves se reunió con el presidente Gustavo Petro en la Casa de Nariño para argumentarle las razones por las cuales se debe suspender el proceso con la guerrilla.
«Pedí audiencia y voy a insistir porque no se puede, de alguna manera, seguir permitiendo que, mientras le exigen al Gobierno, mientras cuestionan buena parte de las cosas que el Gobierno hace, por ejemplo, siguen secuestrando, siguen asesinando y siguen extorsionando», aseveró la semana anterior el dirigente gremial, quien había planteado la posibilidad en una de sus columnas de opinión. Para Lafaurie, hay serias dudas de la voluntad de paz de la guerrilla.
El llamado a reanudar las negociaciones
Si se logra una prórroga del cese del fuego por la vía propuesta por la ONU y la iglesia, este sería un punto de partida para superar la nueva crisis, algo que ha sido el clamor de diferentes sectores que piden avanzar en estas negociaciones e incluso intensificar el ritmo en los dos últimos años de Gobierno, pues si en 2026 la presidencia la gana la derecha ese proceso podría quedar en el limbo, tal y como sucedió en 2019 durante el gobierno de Iván Duque cuando la guerrilla puso una bomba en la Escuela General Santander y mató a más de 20 jóvenes miembros de la institución.
«No pueden claudicar ahora, justo cuando tenemos un gobierno que insiste en tender la mano y se la está jugando toda, por liberar a Colombia de la violencia», señalaron desde Defendamos la Paz.
Frente a este llamado, la delegación del Gobierno aseveró que esos «pronunciamientos representan el clamor de la sociedad colombiana para que cese la violencia y su voz en favor de la construcción de paz. Hemos escuchado el llamado desde los territorios y desde muy diversos ámbitos de la sociedad para que reanudemos nuestros diálogos y renovemos el cese del fuego, y haremos todos los esfuerzos necesarios para que esto ocurra».
Y añadió que «compartimos el clamor de la sociedad colombiana que nos exige estar a la altura de este tiempo histórico, reafirmamos nuestro compromiso de buscar la protección de la población civil e insistir en el camino de la paz».
La crisis con el Eln se vienen sucediendo desde que en febrero se adelantó el sexto ciclo. El primer hecho que generó el congelamiento fue la decisión del Gobierno de adelantar los diálogos regionales con el frente Comuneros del Sur en Nariño, una iniciativa del gobernador de ese departamento que esa guerrilla interpretó como un intento de desestabilizarlos. Luego, la decisión de la guerrilla de romper el acuerdo sobre el final del secuestro generó más inestabilidad. En los últimos días, el tono del Gobierno frente a los ataques de ‘Antonio García’ -que sostiene que la culpa del congelamiento la tiene el Gobierno y de preferir negociar con traquetos- se ha endurecido, exigiéndole incluso que aclare si realmente quiere el camino de la paz o si está utilizando el proceso para fortalecerse militarmente.