Los focos de tensión en la guerra de Ucrania basculan entre el este (región de Donetsk) y sur (región de Jersón) en una sucesión de movimientos que desmienten la teoría de que el invierno detendría los combates.
Como mucho, ha bajado la intensidad de las ofensivas y contraofensivas. Algo que, por otro lado, puede atribuirse también a los grandes esfuerzos hechos por los ucranianos en la reconquista de Jersón y Járkov y en la necesidad rusa de reagruparse.
Sin embargo, incluso la tesis del combate de baja intensidad es relativo si se tiene en cuenta la ferocidad de la batalla en torno a la ciudad de Bakhmut (Donetsk) donde el Grupo Wagner intenta recuperar el empuje para Rusia.
En esta batalla los mercenarios Wagner están logrando pequeños, pero constantes, avances. Pero a un coste catastrófico en vidas de sus soldados y en pérdida de material.
En opinión del Institute for the Study of War (ISW), Rusia está repitiendo un error estratégico que ya cometió en varias ocasiones en el pasado.
Está persiguiendo objetivos que causan un gran número de bajas en plazas de escaso o nulo valor estratégico. Es el caso de la ciudad de Bakhmut, una plaza cuya conquista no proporcionará ningún beneficio práctico a las tropas rusas, aunque sí una valiosa baza propagandística.
Valiosa para el Kremlin, que podrá presentar una victoria, aunque sea pírrica, ante la sociedad rusa después de una serie de derrotas encadenadas desde el verano.
Y es una baza propagandística muy valiosa también para Yevgeny Prigozhin, fundador y cabeza del Grupo Wagner, que quiere valerse de una victoria para abrirse paso entre los hombres fuertes del Kremlin e imponerse a los responsables militares del Kremlin, en especial al ministro de Defensa Sergei Shoigu, al que detesta.
Las dos batallas de invierno que podrían decidir el resultado de la guerra de Ucrania
Señala el ISW que las fuerzas rusas están agotando su ya escasa capacidad de combate en la conquista de pequeños asentamientos alrededor de Bakhmut.
«Las ofensivas rusas alrededor de Bakhmut están consumiendo una proporción significativa del poder de combate disponible de Rusia. Lo que podría facilitar las continuas contraofensivas ucranianas en otros lugares», se advierte en el informe del ISW.
«Los costes asociados con seis meses de combate brutal, agotador y basado en el desgaste alrededor de Bakhmut superan con creces cualquier ventaja operativa que los rusos puedan obtener al tomar Bakhmut», se añade.
Las tropas rusas están exhaustas tras meses de combate sin reemplazo. El material que no ha sido destruido está muy dañado y las bajas se multiplican en una incesante sangría.
El ISW compara la batalla de Bakhmut con la de Severodonetsk y Lysychansk. Estas son dos plazas de nulo valor estratégico que el Kremlin se obcecó en conquistar al coste que fuera. Esto con el fin de culminar la ocupación de la región de Lugansk y presentarlo ante la opinión pública rusa como una gran victoria.
El resultado de la victoria rusa, en cambio, se tradujo en el agotamiento de la capacidad ofensiva rusa en un momento en el que las tropas ucranianas estaban iniciando la ofensiva en el sur sobre Jersón.
Para evitar el derrumbe del frente en el sur, el mando ruso trasladó tropas del este al sur, lo que permitió a Ucrania iniciar una segunda ofensiva sobre Járkov y conquistar la región en unos pocos días.
Asalto en el sur
En Jersón, al sur del río Dniéper donde se retiraron y atrincheraron las tropas rusas tras replegarse de la capital regional, .
Las tropas rusas, apunta el ISW, tienen el convencimiento de que las tropas ucranianas preparan una gran ofensiva sobre la orilla sur del Dniéper y están fortificando mediante trincheras y defensas antitanque de dientes de dragón sus líneas.
En especial, las miradas están puestas en la franja arenosa de Kinburn Spit, una estrecha península de dunas que se adentra desde la península de Kinburn hacia la desembocadura de los ríos Bug y Dniéper en dirección al interior del mar Negro.
Fuerzas especiales ucranianas han realizado varias incursiones en esta zona y el alto mando ruso ha identificado la zona como un punto vulnerable.
La zona es de un altísimo valor estratégico. El control ruso de Kinburn Spit impide a Ucrania liberar el puerto de Mykolaiv y el reconquistado puerto de Jersón.
Además, si Ucrania reconquista la península podría tratar de abrir una brecha en las líneas rusas desde donde iniciar el asalto sobre el sur de la región de Jersón y avanzar hacia el premio gordo: la península de Crimea.
La tarea se presenta ingente. Las tropas rusas están bien atrincheradas en la zona con fortificaciones, trincheras y defensas antitanque en capas que han construido durante meses antes de replegarse de la ciudad de Jersón.
La península de Kinburn, en cualquier caso, parece sentenciada y los rusos han establecido posiciones defensivas prácticamente inexpugnables en el istmo para impedir a los ucranianos avanzar hacia el Jersón continental una vez reconquisten la península.
Que la conquista de Kinburn reporte al final algún beneficio a Ucrania más allá –y ya es mucho– de liberar los puertos de Jersón y Mykolaiv, es algo que ya se verá.