El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha ordenado congelar las cuentas bancarias de la Universidad Centroamericana (UCA), dirigida por los jesuitas y uno de los recintos más importantes e históricos de Nicaragua.
Con este congelamiento de sus cuentas, el régimen sandinista pretende asfixiar a la UCA, un recinto que lleva resistiendo a las represalias oficiales desde 2018, cuando empezaron las masivas protestas sociales en el país contra la pareja presidencial.
Según han confirmado fuentes del Ministerio de Gobernación, bajo exigencia de anonimato, al medio nicaragüense Divergentes, la UCA, en el permanente punto de mira del gobierno de la nación, ha comunicado a sus colaboradores y estudiantes que «por inconvenientes en nuestros canales y medios de pago ajenos a nuestra voluntad» no están pudiendo recibir los pagos correspondientes.
«Lamentamos los inconvenientes y les estaremos informando una vez que sea posible procesar pagos en nuestra caja central y canales alternos», añadió la institución privada.
Un acoso que viene de lejos
Lo sucedido es una represalia contra una institución crítica con las políticas de Ortega que además abrió sus puertas para atender a los heridos de las protestas sociales de 2018, permitiendo posteriormente las protestas de sus estudiantes contra el régimen. Varios de los líderes de aquellas protestas son estudiantes de la UCA.
El Consejo Nacional de Universidades (CNU), controlado por las autoridades, comenzó su acoso con una serie de auditorías inquisitivas, además de otras acciones de acoso como revisiones exhaustivas y extraordinarias de las acreditaciones de las carreras y maestrías, pero en 2022 fue el Parlamento, de mayoría sandinista, el que ordenó quitarles el 6% que les corresponde por decreto constitucional.
La institución jesuita tuvo que pedir ayuda ante la asfixia de sus cuentas con el objetivo de verse obligados a eliminar las becas, tan necesarias para muchos de sus estudiantes. Dada las dificultades para conseguir fondos por otras vías, la UCA recortó las subvenciones del 100% al 80%.
Disolución de universidades
Lo sucedido con la UCA es penúltima muesca de una política de cancelaciones y asfixia de las universidades como parte de un plan de control total del régimen de la educación nicaragüense.
La UCA se convirtió desde hace años en un bastión opositor a Ortega y los suyos desde esa crisis sociopolítica iniciada en 2018, en la que murieron más de 350 personas, según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Managua ha disuelto este año cerca de una decena de universidades, al retirar la personalidad jurídica de varias de estas instituciones, en lo que se considera una medida represiva de las autoridades, que también han cerrado partidos políticos y organizaciones no gubernamentales.