El presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Moussa Faki Mahamat, reprobó este sábado «de manera inequívoca» el golpe de Estado cometido este viernes por soldados en Burkina Faso, el segundo levantamiento militar en ocho meses.
En un comunicado emitido desde la sede de la UA en Adís Abeba, el presidente de la Comisión (secretariado) manifestó su «profunda preocupación por el resurgimiento de cambios inconstitucionales de gobierno en Burkina Faso y en otros lugares del continente africano».
Mahamat exhortó a las Fuerzas Armadas burkinesas a abstenerse «inmediata y totalmente de cualquier acto de violencia o amenaza» a la población, las libertades civiles y los derechos humanos.
El político chadiano también instó el Ejército a «velar por el estricto cumplimiento de los plazos electorales para el restablecimiento del orden constitucional a más tardar el 1 de julio de 2024».
En el comunicado, publicado por la UA en su cuenta de la red social Twitter, el presidente reafirmó el «continuo apoyo de la Unión Africana al pueblo de Burkina Faso para garantizar la paz, la estabilidad y el desarrollo del país».
Mahamat también trasladó su apoyo a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), que esta madrugada rechazó igualmente el golpe.
Golpe de Estado en Burkina Faso
Un grupo de soldados dirigidos por el capitán del Ejército burkinés Ibrahim Traoré dio este viernes un golpe de Estado y derrocó al líder de la junta militar que dirigía el país, el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba.
En un mensaje dirigido anoche a la nación, los golpistas acusaron a Damiba de desviarse del ideal del Movimiento Patriótico de Salvaguarda y Restauración (MPSR), nombre de la junta que tomó el poder en el golpe del 24 de enero, y no atajar la inseguridad causada por el terrorismo yihadista.
Tras una jornada de confusión marcada por una sublevación militar y disparos en zonas estratégicas de la capital, Uagadugú, los nuevos golpistas anunciaron la suspensión de la Constitución y de la Carta de Transición.
Asimismo, los militares encabezados por Traoré, nuevo hombre fuerte del país, decretaron la disolución del gobierno y la Asamblea Legislativa de Transición y el establecimiento de un toque de queda de las 21:00 hora local (misma GMT) a las 5:00 hora local.
Ordenaron, igualmente, el cierre de las fronteras nacionales y la suspensión de toda actividad política y de la sociedad civil.
Burkina Faso sufre frecuentes atentados yihadistas desde abril de 2015, cometidos por grupos ligados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico, cuyas acciones afectan especialmente al norte del país.
En noviembre de 2021, un ataque contra un puesto de la Gendarmería causó 53 muertos (49 gendarmes y 4 civiles), lo que generó un gran descontento social que se tradujo en fuertes protestas para exigir la dimisión del presidente burkinés, Roch Marc Christian Kaboré.
Unos meses después, el 24 de enero, los militares liderados por Damiba tomaron el poder en un golpe de Estado -el cuarto en África occidental desde agosto de 2020- y depusieron al presidente.