Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) discuten este jueves endurecer las condiciones para los viajes dentro del espacio Schengen para tratar de frenar la propagación de las nuevas variantes del coronavirus, aunque se resisten al cierre total de las fronteras como han sugerido en los últimos días desde países como Alemania o Bélgica.
Los líderes de la UE, que se reunieron por videoconferencia, señalaron que las fronteras interiores «deben seguir abiertas», aunque debe valorarse «restricciones en los viajes no esenciales», indicaron fuentes europeas.
La canciller alemana, Angela Merkel, dijo esta semana que si no se lograra coordinar medidas eficaces entre los países socios entonces Alemania, con más de mil fallecidos diarios en los últimos días, podría considerar «restricciones de entrada» a su territorio.
En un documento informal que hizo circular entre las capitales, Berlín planteó además que se pudiera prohibir temporalmente la entrada a ciudadanos europeos o con derecho a residencia si retornaban de un tercer país considerado de alto riesgo.
Otros países como Bélgica o Países Bajos, que temen los desplazamientos a la nieve durante la semana blanca de febrero, ven con buenos ojos la propuesta alemana, aunque también han dirigido la llamada a sus socios a tomar medidas que dificulten al máximo los viajes «no esenciales» pero sin llegar a cerrar las fronteras, para evitar cortes en el transporte de mercancías ni impedir el paso de los trabajadores transfronterizos.
La suspensión de la libre circulación que ofrece Schengen con el cierre de fronteras, como ocurrió en los primeros meses de pandemia con los sucesivos confinamientos no coordinados entre Estados miembro, es una línea roja que rechazan cruzar otros socios como Luxemburgo o España, y que la Comisión Europea insiste en que no serviría para atajar la propagación del virus.
Otras estrategias de la UE
Además de la discusión sobre las restricciones de viaje, los líderes discutieron este jueves sobre las estrategias de vacunación que todos quieren acelerar y coordinar mejor, aunque observan con preocupación los retrasos del laboratorio Pfizer en el reparto de las dosis comprometidas con la Unión Europea para estas semanas y esperan una mayor transparencia.
Otro punto de debate es el que puso sobre la mesa el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, que planteó la creación de un certificado común de vacunación para facilitar los viajes de quienes hayan sido ya inmunizados, aunque la idea de que fuera utilizado como una suerte de pasaporte para desplazamientos u ocio no ha logrado apoyos significativos.
Fuentes europeas confirmaron que existe un amplio consenso respecto a la utilidad de un documento médico que ayudara al registro y seguimiento de los vacunados y la eficacia del medicamento.