Más de 7.000 venezolanos están hacinados en aproximadamente 300 casas en el sector La Parada, en el departamento Norte de Santander, Colombia.
«Hay mujeres embarazadas, niños y adultos mayores. La situación es triste porque llegan y se quedan. La verdad es que como autoridades municipales nos toca muy duro», dijo Eugenio Rangel, alcalde de Villa del Rosario, a El Espectador.
En el municipio temen que el brote de coronavirus en la zona se salga de control ante el arribo de los migrantes venezolanos y un centro asistencial que apenas llega a primer nivel.
«Es un tema muy grave. Por acá entró una gran cantidad de gente a nuestro país que ahora está retornando. Llegan todo el tiempo del interior y diría que han pasado 50.000 personas de regreso a Venezuela en los últimos días», señaló.
Rangel manifestó que ha hablado con el gobernador de Norte de Santander, Silvano Serrano, con las autoridades nacionales y con los legisladores, pero aseguró que no le han prestado atención a la emergencia.
«Estamos haciendo gestión con el gobierno nacional para construir un hospital de segundo nivel y están los puestos de salud. Pero nos sentimos cortos porque si hay más contagios no tenemos la infraestructura necesaria para atenderlos», dijo.