La salud física y psicológica de los 134 migrantes que permanecen abordo del barco de la ONG española Open Arms, frente a la isla de Lampedusa, empeora con el paso de las horas, mientras el gobierno de Italia se niega a autorizar su desembarco.
«Amenazas de suicidio. Conatos de violencia. Todas las personas están física y psicológicamente rotas. Necesitan ser evacuadas de forma inmediata», aseguró la organización española.
La embarcación lleva desde el 1° de agosto en el Mediterráneo esperando un puerto, y desde el 14 de agosto está en aguas italianas, pero sin poder acercarse a tierra.
La organización denunció este viernes en las redes sociales que «las condiciones psicofísicas de adultos y menores son críticas y su seguridad es muy preocupante», tal y como constató un psicólogo de la ONG italiana Emergency, que subió a bordo.
Alessandro Dibenedetto dijo que dentro del navío hay 28 menores, de entre 16 y 17 años de edad, procedentes de Eritrea, Sudán, Nigeria, Chad, Egipto, Gambia y Mali, explicó en un documento.
Dibenedetto informó que las personas a bordo sufrieron abusos, torturas y violaciones de sus derechos humanos y que actualmente se encuentran en «condiciones de extrema vulnerabilidad, tanto física como psicológica, agravadas por la incertidumbre y el estrés que están viviendo, lo que les expone a sufrir riesgos psicopatológicos».
A la embarcación también subieron los médicos del Cuerpo de Socorro Italiano de la Orden de Malta, que explicaron a los medios locales que «las condiciones sanitarias son pésimas, no hay espacio suficiente para tanta gente», y solo hay dos baños, con lo que «los migrantes, a menudo, se ven obligados a satisfacer sus necesidades fisiológicas donde duermen y comen».