La policía hongkonguense entró este jueves en el devastado campus de la universidad asediada durante 11 días, para comenzar a recoger los cócteles molotov y otros materiales peligrosos abandonados por los manifestantes prodemocracia.
La Universidad Politécnica de Hong Kong fue el epicentro de las protestas el 16 y 17 de noviembre, cuando estallaron enfrentamientos extremadamente violentos entre los manifestantes y la policía.
Armados con arcos, flechas y cócteles Molotov, los manifestantes se enfrentaron a la policía que respondió con disparos de balas de goma, gases lacrimógenos y mangueras de agua a presión.
Estos enfrentamientos, los más violentos desde el comienzo de las protestas en junio, desencadenaron el asedio de la PolyU.
Cientos de manifestantes permanecieron atrincherados en el enorme campus rodeado por un cordón policial. La mayoría de ellos se rindió antes de terminar detenidos por los funcionarios, mientras que otros lograron escapar con cuerdas o por las alcantarillas.
El personal de la universidad dijo que solo encontró a una persona en su interior, y los periodistas no constataron ninguna presencia en las últimas 48 horas.
El miércoles en la noche, un manifestante, con la cara cubierta, declaró a la prensa que aproximadamente 20 manifestantes aún estaban en la PolyU.
Controlar el campus
El jueves en la mañana, cuando la policía y los bomberos entraron en el campus después de 11 días de asedio, no hallaron a ningún ocupante.
La policía antidisturbios comenzó a recoger decenas de bombas incendiarias y botellas de productos químicos que resultaron sustraídos de los laboratorios de la universidad.
Especialistas en explosivos, seguidos de periodistas, recorrieron las salas, pasando delante de paredes pintadas con grafitis hostiles a la policía.
Luego, en un patio, colocaron bidones con gasolina llenos por la mitad, cócteles Molotov fabricados con botellas de vino y muchas botellas de vidrio con productos químicos.
Todo ese material terminó etiquetado y retirado.
Chow Yat-ming, portavoz de la policía, explicó que la prioridad de esta operación no era detener a los manifestantes que podrían estar aún escondidos en el lugar, sino los materiales peligrosos que están en el campus.
«Si hallamos manifestantes o personas que permanecieron en el interior, intentaremos convencerlos de recibir cuidados médicos o incluso hacerse un examen médico«, dijo.
Luego de que se garantice la seguridad en la universidad, comenzará la tarea de limpieza.
-
Ejecutivo de Hong Kong admite que resultados de las elecciones locales demuestran descontento social
El lugar parece un campo de batalla cubierto de trozos de ladrillos -arrojados a la policía por los manifestantes- cascos, ropa y máscaras de gas.
El café Starbucks resultó saqueado, y sus ventanas y mostrador están cubiertos de grafitis.
Los establecimientos del gigante estadounidense, cuyo filial hongkonguense pertenece a un conglomerado familiar acusado de ser cercano a Pekín, son a menudo blanco de los manifestantes.
El miércoles, la Dirección de PolyU pidió a la policía que levantara el asedio y al gobierno que le ayudara a retirar las sustancias peligrosas.
El movimiento de protesta se inició en junio luego del rechazo a un proyecto de ley tendiente a autorizar las extradiciones a China continental.
Esa iniciativa fue retirada, pero los manifestantes ampliaron sus petitorios. Con el correr de los meses, las protestas se volvieron cada vez más violentas.