Las Naciones Unidas comenzaron a poner el foco en las áreas opositoras del noroeste de Siria, las más golpeadas por los seísmos en el país árabe. En estas no entró nada de ayuda en los cuatro primeros días, un «fallo» reconocido este domingo por el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths.
Después de que los envíos transfronterizos a las zonas rebeldes de las provincias de Idlib y Alepo se empezasen a acelerar en los últimos días, Griffiths inspeccionó este domingo los esfuerzos de su organización en el único cruce de la divisoria turco-siria por el que está autorizada a ingresar suministros.
«Camiones con asistencia de la ONU están rodando al noroeste de Siria. Estoy alentado por el aumento de los convoyes en el centro de tránsito de la ONU en la frontera turca», dijo en su cuenta de Twitter. Junto al mensaje difundió fotografías de su paso por el cruce de Bab al Hawa.
Admisión de responsabilidades
El territorio rebelde de Idlib y Alepo recibió sus primeros camiones con suministros de las Naciones Unidas el pasado jueves. Esto pasados casi cuatro días del terremoto inicial registrado la madrugada del lunes. Ninguno de ellos contenía ayuda específica para los afectados por la tragedia.
Finalmente, este sábado llegó un convoy con materiales médicos, colchones y otros productos dirigidos especialmente a las víctimas. Al mismo tiempo comienza a entrar asistencia humanitaria a la zona también de parte de ONG y grupos ajenos a las Naciones Unidas.
La lenta respuesta de la ONU provocó un aluvión de críticas por parte de afectados, activistas y rescatistas. Llegaron a acusarla de tomar parte en la «matanza» de la población local o a colocar banderas de la organización boca abajo sobre las montañas de escombros dejadas por los seísmos.
«Hasta ahora le hemos fallado a la gente en el noroeste de Siria. Con razón se sienten abandonados, buscando ayuda internacional que no ha llegado», reconoció Griffiths en un mensaje publicado en Twitter desde el mismo paso fronterizo que dejó desierto hasta hace tres días.
Corregir las fallas, el deber de la ONU
El jefe humanitario afirmó que su «deber y obligación es corregir este fallo lo más rápido que podamos».
Algunas de las quejas más duras llegaron de parte del líder de los Cascos Blancos, Raed Saleh. A su juicio, «la burocracia de la ONU participó en la matanza del pueblo sirio», al no haber permitido que sus 3.000 efectivos de rescate recibiesen maquinaria y material técnico para salvar las vida de los atrapados.
Este domingo, un día después de que los Cascos Blancos diesen por terminada la búsqueda de supervivientes, Saleh se reunió con Griffiths en la frontera turco-siria y aceptó sus «disculpas por las deficiencias y los errores», según indicó en su cuenta de Twitter.
«Reconocer esto es el comienzo del camino correcto», consideró el jefe del grupo de rescatistas.
Tanteando nuevas vías
En la red social, Saleh también urgió a la ONU a «actuar fuera del Consejo de Seguridad» para abrir tres cruces para la entrada de ayuda humanitaria al noroeste de Siria. Esto, ya que, fue este órgano el que decidió cerrar en los últimos años un segundo paso que permitía el acceso a las zonas rebeldes desde Turquía.
Rusia, aliada del presidente sirio, Bachar al Asad, ha obstaculizado reiteradamente en el Consejo de Seguridad el mecanismo de la ONU que desde 2014 permite suministrar los bastiones opositores sin pasar por las manos de Damasco.
Sin embargo, Al Asad se mostró ete domingo abierto a considerar la apertura de «accesos adicionales en la frontera» durante una reunión con el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Así lo apuntó el jefe de la OMS durante una rueda de prensa desde Siria. Sin embargo, no aclaró si se trataría de una posible luz verde a aumentar las vías directas de entrada al noroeste; una medida por la que han abogado un gran número de ONG y activistas desde el terremoto del pasado lunes.
En otra muestra del cambio de actitud hacia los bastiones rebeldes, Ghebreyesus anunció que espera visitar estas zonas en las que operan una miríada de grupos insurgentes, muchos de ellos bajo el paraguas del Organismo de Liberación del Levante, en el que se incluye la exfilial siria de Al Qaeda.
En la misma comparecencia, el director de Emergencias de la OMS para el Mediterráneo Oriental, Richard Brennan, detalló que todavía están «negociando para entrar en la zona». A pesar de ellos aseguró que están «trabajando con la ONU para tener el acceso» cuanto antes.
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