La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) dijo este viernes que los refugiados sudaneses que llegaron a los países vecinos, tras el estallido de un nuevo conflicto armado en su país, llegaron a 200.000, de los cuales la gran mayoría son mujeres y niños.
El aumento considerable de esta cifra es consecuencia de nuevas informaciones transmitidas por las autoridades de Egipto sobre el número de sudaneses acogidos y de la aceleración de las llegadas a Chad, desde la región sudanesa de Darfur, explicó la portavoz del organismo, Olga Sarrado.
La situación es particularmente difícil en Chad, ya que los refugiados están llegando a localidades precarias que no cuentan con servicios básicos, por lo que Acnur planea levantar instalaciones de acogida donde puedan estar hasta su retorno.
De manera general, «la respuesta humanitaria es difícil y costosa porque los refugiados y retornados (en particular sursudaneses que estaban refugiados en Sudán y no han tenido otra alternativa que volver) llegan a zonas fronterizas remotas donde escasean los servicios y las infraestructuras, y donde la población local ya sufre debido a los pocos alimentos y al cambio climático», explicó Sarrado.
En estas circunstancias, Acnur hace todo lo posible para acelerar el envío de ayuda y de personal humanitario, pero indicó que para continuar con este esfuerzo requiere de más financiación.
Lamentó que, a diferencia de otras crisis, la respuesta del sector privado en favor de la población víctima del conflicto en Sudán haya sido hasta ahora «lenta».
Los países vecinos de Sudán también están en el centro de las preocupaciones del organismo, ya que incluso antes esta crisis ninguna de sus operaciones humanitarias en Chad, Sudán del Sur y Etiopía —países a los que han huido decenas de miles de sudaneses en el último mes— había recibido más de 15% de la financiación requerida para 2023.