Las reservas de agua y comida de los habitantes de Mariúpol, ciudad del sureste de Ucrania sitiada por las tropas rusas hace dos semanas, se están acabando y prácticamente no se ha permitido la entrada de ayuda humanitaria en este tiempo, alertó el Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA).
«La única manera de asistir a Mariúpol es a través de convoyes humanitarios, que por ahora no han logrado entrar», señaló el coordinador de emergencias para Ucrania del PMA Jakob Kern, en videoconferencia desde Cracovia (Polonia).
Otras ciudades parcialmente cercadas como Járkov, Kiev, Odesa o Sumy sí están pudiendo recibir ayuda del programa de Naciones Unidas, que ha movilizado suministros para alimentar a tres millones de personas durante un mes, destacó el responsable del PMA en rueda de prensa.
El organismo humanitario ya consiguió enviar a diferentes zonas de Ucrania 12.000 toneladas de esta ayuda, y otras 8.000 toneladas están esperando en países cercanos a poder acceder a ese país.
Kern expresó también la preocupación del PMA por el impacto que la guerra puede tener en la seguridad alimentaria global, dado que Rusia y Ucrania son grandes productores y exportadores especialmente de cereales y el conflicto entre ambos ha disparado los precios mundiales de los alimentos a cifras récord.
«Las consecuencias del conflicto están extendiéndose y van a causar una ola colateral de hambre en el planeta», advirtió el responsable del PMA.
Rusia y Ucrania concentran casi 30% del comercio mundial de trigo, cereal base de la alimentación de muchos países y que desde el inicio de la guerra ha aumentado su precio en el mercado global 24%.
Ucrania es el cuarto mayor productor mundial de este cereal y también está entre los tres primeros en maíz, cebada y aceite de girasol, de acuerdo con el PMA.
Kern señaló que las regiones cuya seguridad alimentaria es más vulnerable a la actual guerra son África y Oriente Medio, donde un país como Líbano, por ejemplo, importaba 60% de su trigo de Ucrania.
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