En un inusual comunicado común los dirigentes de tres organizaciones multilaterales encargadas de alimentación, comercio y salud, FAO, OMC y OMS, advirtieron sobre el riesgo de una crisis alimentaria causada por la pandemia del coronavirus.
Existe un riesgo de «penuria alimentaria» en el mercado mundial por perturbaciones derivadas del covid-19 en el comercio internacional, y las cadenas de suministro declaran en ese inhabitual comunicado común el chino Qu Dongyu, que dirige la Organización de Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, FAO, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización mundial de la salud, OMS, y el brasileño Roberto Azevedo, dirigente de la Organización mundial del comercio, OMC.
«Las incertidumbres generadas sobre la disponibilidad de alimentos pueden desencadenar una oleada de restricciones a la exportación», que a su vez causarían una «penuria en el mercado mundial», aseguran.
Según estos escenarios, algunos países exportadores de cereales de base podrían retener sus cosechas por temor a escasez, mientras que en el otro extremo de la cadena alimentaria globalizada otros países más frágiles corren el riesgo de padecer graves penurias.
Para estas tres organizaciones multilaterales es «importante» garantizar los intercambios comerciales, «en particular para evitar penurias alimentarias», especialmente en los países más pobres.
Rusia, primer exportador mundial de trigo, puede ser destinatario de semejante mensaje. Sus ministros de Economía y de Agricultura defendieron a principios de semana un proyecto para limitar las exportaciones de cereales rusos a 7 millones de toneladas en abril y junio, indicaron a la AFP gabinetes corredores en el mercado europeo de trigo.
Este miércoles, a la espera de la aprobación por el gobierno de esta propuesta, Rusia decidió vender un millón de toneladas de trigo procedentes de sus propias reservas en su mercado doméstico para limitar el alza de los precios internos.
Hambrunas
Para los expertos de la FAO, las «restricciones a la exportación» causan generalmente hambrunas en otros rincones del globo.
Luego de la crisis financiera de 2007, «algunos países productores de arroz como India y Vietnam impusieron restricciones a la exportación, pues les preocupaba las alzas de precios lo que elevó las cotizaciones mundiales y contribuyó a crear disturbios debido a hambrunas en algunos países en desarrollo» recuerda Abby Abbassian, economista principal de la FAO, interrogado por teléfono por la AFP en Roma.
Los tres organismos se preocupan también por otros factores que amenazan la cadena alimentaria mundial.
La «ralentización de la circulación de trabajadores de la industria agrícola y alimentaria» bloquea numerosas agriculturas occidentales.
Además, con el cierre de las fronteras debido al coronavirus, estas agriculturas de países desarrollados descubren que son dependientes de mano de obra venida de otras partes: latinoamericanos en Estados Unidos, magrebíes para recoger fresas en España, mochileros europeos en Australia u obreros agrícolas de Europa del este en los campos de espárragos de Alemania.
Otra fuente de inquietud son los «retrasos en las fronteras para los contenedores» de mercancías, generando «un desperdicio de productos perecederos».
Un ejemplo de ello: en plena crisis del coronavirus en China, barcos llenos de contenedores de leche en polvo procedentes de Europa no pudieron siquiera ser descargados por falta de mano de obra en los puertos.
«Protección»
Por otro lado, los tres organismos también destacan la necesidad de «protección» de los trabajadores del ramo para así «minimizar la propagación del virus en el sector» y «mantener las cadenas de suministro alimentario».
«Al proteger la salud y el bienestar de los ciudadanos los países deben asegurarse de que el conjunto de las medidas comerciales no perturbe la cadena de suministro alimentario», agregan los responsables de la FAO, OMS y OMC.
«En períodos como este la cooperación internacional es esencial», agregan.
«Debemos garantizar que nuestra respuesta ante la pandemia del covid-19 no cree de manera involuntaria injustificadas penurias de productos esenciales y exacerbe el hambre y la malnutrición», concluyen.
Apenas estamos al principio de esta crisis», que no es una crisis de producción sino, sobre todo, una crisis de transporte y de logística», según el economista Abassin.