La Organización Mundial de la Salud no ve prioritario vacunar masivamente a poblaciones de ningún país contra la viruela del mono, enfermedad de la que se han registrado cerca de 200 casos en países no endémicos, señalaron expertos de la organización.
«El rastreo de contactos, el estudio de los casos y el aislamiento son por ahora las principales herramientas para controlar la enfermedad», indicó la experta Rosamund Lewis, del departamento de viruela de la OMS, en una sesión técnica sobre el actual brote celebrada en la asamblea anual.
El director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan, manifestó al respecto que «probablemente cada país necesitará un pequeño contingente de vacunas, no a gran escala».
Sobre los colectivos que podrían ser vacunados, Lewis señaló que aunque cada país podría establecer sus propias directivas ante la situación, desde 2013 se recomienda para este tipo de virus sobre todo inmunizar a personal de laboratorio, trabajadores sanitarios y de primeros auxilios.
La vacuna contra la viruela convencional, enfermedad más grave pero erradicada en el planeta desde 1978, es altamente efectiva, aunque la OMS reconoció que no tiene datos sobre las dosis almacenadas en el planeta y pidió a los países que las posean que informen de ello.
Simultáneamente, una vacuna más moderna contra la viruela del mono fue aprobada por las autoridades sanitarias de EE UU y Canadá, aunque todavía no ha sido sometida a estudios de calificación de la OMS, señaló Lewis.
La directora de Enfermedades Epidémicas y Pandémicas de la OMS, Sylvie Briand, dijo que la organización excluye por ahora recomendar limitaciones de viajes en relación con el brote.
También anunció que el 2 y el 3 de junio se celebrará una sesión de consultas con la participación de más de 2.000 expertos en la que se analizará el brote de viruela del mono y medidas para combatirla mediante tests, tratamientos y vacunas.
La sesión técnica no dio datos específicos de casos por país, si bien se apuntó a España, Portugal, Reino Unido, Canadá y EE UU como los territorios con más contagios reportados por ahora.
Briand aseguró que la enfermedad «no debe preocupar al público general tanto como otras de rápida transmisión como el covid» ni debe desatar ansiedad, pero reconoció la necesidad de aumentar la vigilancia sanitaria.
La experta señaló que la tasa de letalidad en los países endémicos (África occidental y central) es de entre 3% y 6%: «En general es una enfermedad de síntomas moderados, pero puede ser más grave en niños, mujeres embarazadas o personas con determinadas afecciones».
Generalmente dura entre dos y cuatro semanas, y suele empezar con fiebre, dolores de cabeza, fatiga o picores, para acabar derivando en erupciones cutáneas que generalmente comienzan en la cara pero pueden extenderse a otras partes del cuerpo, recordó Briand.
Como medidas preventivas, la OMS recomienda evitar el contacto físico con infectados, llevar mascarilla al estar en contacto con ellos o con su ropa, y limpiar y desinfectar superficies posiblemente contaminadas.