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La libertad y sus enemigos, la cultura de la cancelación: debate de la Cátedra Vargas Llosa en Casa de América

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Con motivo de la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Cátedra Vargas Llosa y la revista The Objetive, en colaboración con Casa de América en Madrid, plantearon un urgente debate sobre el pleno ejercicio de la libertad de expresión en estos tiempos tan complejos. «Hoy la llamada cultura de la cancelación se presenta como una forma tirana de la imposición de una moral pública perversa sujeta a la subjetividad y los sentimientos de quien la imputa», dijo Mario Vargas Llosa, el Nobel de Literatura, que mostró su alarma por los retrocesos que este derecho ha sufrido en países de América Latina. Mencionó como los casos más graves los de Cuba y Venezuela, aunque también incluyó a Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador y México.

«Quienes creen en la cultura o incultura de la cancelación operan permeando peligrosamente en todo el mundo y presume apabullar, cancelar, quitar del campo de debate, a todos aquellos a quienes discrepan, con las radicales medidas que ellos defienden, dijo.

La cultura de la cancelación

«La cancelación como tal surge en las redes sociales, alrededor del año 2010 en Twitter, pero está hermanada al rechazo o reprobación de voces tanto disidentes, como internas de un grupo social», explicó.

El individuo cancelado, anulado, generalmente una celebridad, puede ser rechazado socialmente o boicoteado profesionalmente, el acto de cancelar a una persona, invalidar sus opiniones y prácticamente su existencia de todas las áreas sociales y, todo ello, a raíz de la publicación de un comentario o del apoyo a una postura concreta en un tema determinado. La cultura de la cancelación no dialoga, impone violentamente produciendo el mayor de los males en la persona cancelada, señaló.

¿Estaremos a tiempo de revertir esta aberración?, se preguntó.

De izquierda a derecha: Ramiro Villadierna, director de la Cátedra Vargas Llosa; Paula Quintero, CEO de The Objetive; Mario Vargas Llosa, Fernando Savater y Enrique Ojeda Vila, nuevo director general de Casa de América. Foto: Carmen Surtes, The Objective

El debate

Participantes:

  • Fernando Savater, filósofo y escritor.
  • Paula Quinteros, CEO de The Objetive.
  • Modera: Ramiro Villapadierna, director de la Cátedra Vargas Llosa.

Ramiro Villadierna: «La cátedra Vargas Llosa ha convocado a examinar el estado de la libertad de palabra, en tiempos de limitación de libertades. A nuestra pregunta hoy por la libertad. No tenemos respuesta, tenemos preguntas».

«Hoy informar, escribir, crear, están cada vez más sometidos a directrices, tecnologías temores, moralidades y notoriamente a una gran falta de sentido del humor de espontaneidad y de falta de verdad, insisto tenemos preguntas, pero no respuestas, en torno a esta deriva de la Libertad cultural, que promovamos la cortesía y la civilidad en vez de la censura».

Fernando Savater: «El tema propuesto se basa en la libertad, y por lo tanto también las cortapisas que puede encontrar la libertad en nuestra tradición occidental. Hay una expresión que creo que esa si corresponde a la que buscamos que es la verdad os hará libres. La verdadera libertad, no puede separarse de la verdad. La verdad y la mentira están sometidas también a circunstancias históricas al momento determinados».

«Es algo que olvidan todas esas doctrinas de la cancelación, que aplican doctrinas actuales, prejuicios o juicios, que quieran ustedes dieron ustedes actuales a épocas a personajes, que no han podido conocer».

«Bueno, actualmente vemos una especie de turbión de opiniones, que juzgan a personajes del pasado y lo miden con un baremo del presente y que impiden el conocimiento de la historia, porque la única forma que tenemos de saber si hemos progresado, si mejoramos intelectualmente, si nos hemos desarrollado en algún sentido positivo, es conocer el pasado, no cancelarlo, a mí, no me ayuda nada en mi desarrollo moral, cancelar a Atila, quiero saber quién fue Atila, ¿cómo vivió?, ¿por qué hizo lo que hizo?».

«Por lo tanto, yo siempre aplicaría el criterio de verdad, verdad objetiva, no la verdad de sentimental. Recuerden este poema breve poema de Antonio Machado: ‘Tu Verdad, que dice tu verdad no, la verdad y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela’. Es decir, a mí, me da igual, que tú consideres esto, yo considero que es una vergüenza, bueno esa es su opinión, pero a mí me interesa saber quién es y dónde lo hizo, la historia no hay que tacharla, ni cancelarla hay que comprenderla».

«Recientemente ha vuelto a caer en mis manos un librito, que tuvo su importancia en su día, que yo incluso por la misma amistad con el autor, pues lo leí con interés que es la carta Fernando Arrabal, es un texto muy de su época, muy de su momento, que despertó una serie de controversias, que fue amparado en Francia por escritores importantes como  Samuel Beckett, Ionesco, pero repasándolo es un libro que  responde a la época y a el momento, mucho de nuestras preocupaciones y también nuestros supersticiones, lo curioso es, que  hay una serie de protesta fundada de Arrabal, que hay una serie de autores que van desde Jovellanos y Alberti, a una serie de autores españoles y no españoles, como digamos Voltaire, que en la educación de la española de la época franquista, son aniquilados, borrados, presentados como monstruos espantosos y claro al leerlo, me digo, esto vuelve a ocurrir, personajes como Voltaire, o como otros muchos personajes históricos, vuelven otra vez a ser cancelados, por ignorantes y por brutos,  lo mismo que pasó en el franquismo, porque no coincidían con los principios de la una grande y libre,  de aquella época,  se cancelaban a una serie de autores  un porque no responden a los prejuicio animalista, feministas, de género. Hoy se cancelan a otros autores».

«Que uno tenga prejuicios puede ser más o menos malo y que esos prejuicios impregnen la educación y que eso prejuicios impregnen las leyes, como eso que está pasando en España en este momento, me parece muy grave, porque claro no solamente tenemos que defender a los autores y a los principios de la cancelación que quiere borrar todos las ideas y todas las visiones del mundo que lo comparte, es que es verdad que además están imponiendo ideas, que haríamos bien y excluir de la educación, la educación no se puede convertir en decirles a los niños, a los neófitos, lo que quieren  en ese momento quieren una  serie de ideólogos, la educación está para transmitir verdades, para  transmitir hechos, para transmitir una interpretación de la realidad basada en los conocimientos de la época, que evidentemente siempre son transitorios y se pueden cambiar, pero no los prejuicios,  hoy todavía podemos leer a historiadores, de hace muchos siglos, que responden y que nos informan de la verdad, porque informan de hechos, no de prejuicios, mientras que en cambio hay historiadores que escriben ayer mismo y que ya no los podemos leer, porque lo que transmiten son prejuicios».

Reescribir la historia

Paula Quinteros: «Retomando lo que decía Fernando, el tema del fenómeno que queremos estudiar, el que queremos entender mejor, para poder de alguna forma combatirlo de la manera más inteligente, incluso en las luces de las razones. Dentro de esa cultura de la cancelación, sería lo que apadrinaría todos estos males, estaría reescribir la historia, que además es todo un oficio que le encanta a todo un jefe totalitario, que es lo primero que hacen, es de que cambian los de los símbolos. los signos y reciben la historia a su mejor conveniencia, luego está no solo eliminar el mensaje, sino eliminar el enemigo, que yo creo que es el gran peligro, al que estamos ahora sometidos, que en ese escarnio público en las redes sociales, no solo es el mensaje si no es la cancelación,  la eliminación, la vejación,  sin ningún tipo de limitación, no prescinde el crimen en ningún momento, el enemigo muere, por tanto el mensaje muere y la división de poderes no siempre suficientemente eficaz y sólida, para detener el peligro, lo que esto podría significar para la para la democracia,  por eso,  este y muchos y todos los espacios de debate son importantes porque la participación ciudadana,  para defender la democracia».

Ramiro Villadierna: «Lenin al parecer de decía ‘una cosa es la libertad y otra los huevos fritos'».

Fernando Savater: «Nosotros, tenemos que de alguna manera defender la libertad y sus circunstancias y claro, las circunstancias obviamente, hay dos visiones del mundo uno a la visión de los que tienen que resignarse al mundo que se les impone, y otro a la visión de los que pueden decidir cuál es el mundo existente, por superpuesto a veces el mundo mayoritariamente aceptado es no es más real, hay una visión y un pensamiento crítico».

«Nosotros, vamos a defender la verdad, puliéndola, limpiándola y haciéndola lo más objetiva posible, porque esa objetividad, esa que le quita la carga subjetiva».

Ramiro Villadierna: «Me gustaría decir lo que decía Fernando, que es más fácil cancelar un debate, que construir un argumento para rebatir esa idea ¿detrás de esa facilidad no hay un infantilismo moral por el cual, si no discutimos de nada mejor, si, así no tengo que construir mi argumento, ni siquiera en contra este tema no conviene. De hecho, hoy día se dice mucho “la gente ya no discute ‘solo se reúne con gente que piensa lo mismo que ellos'».

Fernando Savater: «A mí sinceramente como como educador, lo que me horroriza es que todas estas sarta de barbaridades, de atropellos a la civilización, estén implicándose leyes y convirtiéndose en leyes y se crean, y que alguien crea que es un avance, digamos legal, el aplicar esas cuestiones a la educación. Es que claro, no hay avance cultural, sí hay un miedo a las ideas, eso es evidente, por otra parte, nuestro mal saber, que las ideas son algo peligroso, poderoso y peligroso y poderoso».

Ramiro Villadierna: «Todas estas dudas son nuevas, no hubieran existido en los años 90, en los años 80, éramos más libres, entramos ahora en un ciclo más puritanos, aunque la palabra nos importa muchísimo, la presencia de otra persona que importa mucho, la marca de económica o de una empresa, si importan mucho, todo hay que mirarlo con lupa, ¿somos más cursis?».

Paula Quinteros: «Yo creo que somos bastantes iguales, pero tenemos enemigos nuevos que es el anonimato y la difusión masiva entonces lo empeora bastante».

Las redes sociales

Fernando Savater: «Es un gran problema, que estemos expuestos dentro de las redes sociales, ejemplo del Twitter, ahora que se ha hablado mucho sobre él, pero bueno, al final, no por nada, alguien invirtió, lo que invirtió, porque sí, es una aldea global nueva, en donde lo que se ve imponiéndose, es una es una nueva moral y un, creo que lo dijiste tú en algún artículo Ramiro, un nuevo puritanismo,  que también podría ser una burocracia, no liberal y cuando tú mezclas la burocracia no liberal, con este nuevo puritanismo, lo que hay es una sed absoluta por sangre, y cuando la gente quiere sangre, ahí es donde como decía antes peligran hasta las divisiones de poder en los países más democráticos».

Paula Quinteros: «Solo una cosa,  en el entorno a la cultura  de la cancelación, que además todo eso se hace se hace más grave porque justamente está basado en el no poder hacer ningún tipo de matiz, en la rigidez, con el del prisma, en cómo podemos ver todo y para para colmo de males en la brevedad, o sea que todo esto además es denunciado, o sea, grandes obras literarias son denunciadas en 140 caracteres, entonces hay una cancelación, sobre una historia y sobre unas grandes obras en una brevedad sesgadas absolutamente y con una intención de provocación, con un fin último de la eliminación, con lo demás hay una hay una violencia, que puede estar más o menos disfrazada, pero allí está, ¿no? Y el peligro justamente la pérdida de nuestra de nuestra historia y de nuestra esencia decidas».

Fernando Savater: «La educación es fundamental, yo, lo que diría es no consintamos que la educación sea la sede de la intransigencia, de la incultura de la cancelación, que los prejuicios de unos pocos, por muy activos que sean, no tiñan y trastorno en toda la educación de un país.

 

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