La nueva directora de la agencia de la ONU para las Migraciones denunció la tendencia a demonizar a los migrantes para obtener beneficios políticos y se comprometió a obrar para cambiar esto durante su mandato.
Amy Pope, que el mes pasado se convirtió en la primera mujer elegida para dirigir la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dijo en una entrevista con la AFP esta semana que está profundamente preocupada por la forma en que algunos países y grupos instrumentalizan a los migrantes para ganar puntos políticos en el ámbito nacional.
Varios países europeos son blanco de críticas por su trato a los migrantes. Reino Unido por sus planes de enviar solicitantes de asilo a Ruanda, y Grecia por imágenes divulgadas el mes pasado en los que se ve a encapuchados llevándose a migrantes que después son abandonados por los guardacostas en altamar.
Asimismo, esta semana, un grupo de migrantes, entre los que había mujeres y niños, quedaron bloqueados en la frontera de Polonia con Bielorrusia, impidiéndoles pedir asilo.
«Lo que todos hemos visto en los dos últimos años es la instrumentalización de personas que se encuentran en situaciones desesperadas y cuya vulnerabilidad es usada» para alimentar conflictos políticos, dijo la estadounidense de 49 años.
«Como táctica, me parece profundamente preocupante porque es deshumanizante y no conduce a un mejor resultado para nadie», agregó.
Reconocer las necesidades
Pope, que asumirá el timón de la OIM en octubre, afirmó que el principal objetivo es que las personas «tengan la oportunidad de presentar sus solicitudes de protección», y que sean tratadas con justicia y no utilizadas como peones políticos, y para ello, estima que hay que cambiar la manera en la que nos referimos a los migrantes.
«El mensaje que nosotros en la OIM debemos hacer pasar es que estamos hablando de seres humanos», enfatizó Pope.
«Todos hemos visto que cuando la gente reconoce la humanidad de los demás –y creo que esa es la lección de Ucrania– muestran mucha más buena voluntad y apertura», estimó.
Para Pope, se debe hacer más para demostrar que los migrantes no son un problema, sino que pueden ser una solución, sobre todo para las economías.
«Hay que empezar por reconocer cuáles son las necesidades de mano de obra existentes y, a continuación, cuáles son las cualificaciones existentes», afirmó.
Añadió que la OIM podría animar a los gobiernos a crear vías legales que permitan la entrada de migrantes con las cualificaciones necesarias.
De lo contrario, advirtió, «la demanda de mano de obra alimentará la migración irregular».
Migrantes climáticos
Otro de los desafíos de la OIM es el impacto del cambio climático en los desplazamientos de las poblaciones.
«Más de 300 millones de personas viven en comunidades extremadamente vulnerables al clima», recordó, y añadió que sin medidas de mitigación rápidas, «el número de personas no hará más que aumentar».
En su opinión, la OIM debe tratar «mucho más exhaustivamente todos los aspectos de la movilidad climática».
La organización podría, según ella, trabajar para identificar a las personas con mayor riesgo de ser desplazadas a causa del cambio climático y colaborar con ellas para ayudarles a aumentar su capacidad de resistencia.
Podría también ayudar a construir viviendas más resistentes al clima u ofrecer formación profesional a aquellos cuyos medios de subsistencia podrían estar en peligro.
«En la OIM tenemos la oportunidad de observar directamente lo que está ocurriendo en la vida de las personas y ayudarles a obtener mejores resultados», afirmó.