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Víctimas del ‘Tren de Aragua’: la cruda realidad de la extorsión en Bogotá que azota a comerciantes

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La extorsión en Bogotá, Colombia, crece cada día. En consecuencia, una ráfaga de disparos fue lo que recibió un local de un par de comerciantes del sector de Timiza, en la localidad de Kennedy, el pasado mes de febrero, cuando se negaron a pagar a supuestos miembros de la organización criminal ‘Satanás’ una extorsión que superaba los 20 millones de pesos por el «derecho a trabajar en su barrio».

La aparición de panfletos extorsivos dirigidos a propietarios de los locales comerciales del barrio Jacqueline (en el mismo sector de Timiza) firmados por el grupo criminal, que creían extinto, desató una ola de pánico.

«Es preocupante porque están llegando unos panfletos a varias partes de la localidad de Kennedy, no solo aquí, sino a El Amparo y a la 38. Allí a las personas que no aportan el dinero les llegan a balear el negocio o los apartamentos que están sobre los locales», contó Antonio Palacios, una de las víctimas de los delincuentes.

Como este caso, en lo que va del año, ya son otros 304 reportes de personas que han sido extorsionadas por supuestas bandas criminales que usan modalidades delictivas como las cartas o panfletos extorsivos, la intimidación directa, la extorsión mediante llamadas telefónicas y/o redes sociales.

¿Disminución o subregistro de cifras?

No obstante, las autoridades señalan que hay una reducción en esta modalidad delictiva, que ronda 3,9%. Pese a esto, analistas de seguridad consultados por El Tiempo han venido alertando sobre la existencia de subregistros para este delito. Señalan, además, que aún hace falta por conocer los casos de muchos ciudadanos que por temor a perder la vida no denuncian.

«Desde hace cuatro días vengo recibiendo llamadas supuestamente del ‘Tren de Aragua’ diciendo que debemos entregar un dinero o si no nos hacen daño. Quiero hacer esto público para que las autoridades se encarguen de investigar quiénes son los que están haciendo esto con los comerciantes», señaló Pedro Ramírez, víctima de la banda venezolana.

Datos de extorsión

Cuando se revisan los datos relacionados con la extorsión en Bogotá se puede evidenciar que, comparado con el primer trimestre de 2022, este año ha sido mucho más crítico en esta materia, pues hay aumento de casos en todos los meses. Por ejemplo, tan solo en enero se registraron 117 casos frente a 91 del año pasado; luego, en febrero el dato llegó hasta los 144 registros versus 101 en 2022. En marzo, particularmente, el comportamiento de la extorsión se redujo con tan solo 47 reportes.

Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios sobre Seguridad y Paz, señaló que la extorsión es uno de los delitos que presenta un mayor número de subregistros o «criminalidad no registrada», no solo en Bogotá sino en el resto del país.

Para el investigador, este fenómeno en muchas ocasiones podría hasta duplicar las cifras oficiales, pues «las autoridades viven de la denuncia y las estadísticas, pero no necesariamente esto representa la realidad, pues no todas las víctimas, que se ven amenazadas, acuden a un método de denuncia».

Pero la realidad es que este fenómeno delictivo no solo tiene contra las cuerdas a los dueños de establecimientos comerciales, sino a vendedores informales, transportadores e, incluso, a residentes de barrios como Tierra Buena, en Patio Bonito, que dicen haber sido desalojados de sus casas por miembros del ‘Tren de Aragua’, quienes tomaron sus casas y apartamentos como centros de operación.

«Esto viene pasando desde febrero de 2021. Llegaron unos tipos a mi casa, a un edificio que tengo en el barrio Santa Fe, y me dijeron que tenía que desocuparlo, que era una orden de ‘los Viejos’ o ‘los Boyacos’, y que solo tenía 25 horas para irme de ahí o que habría consecuencias», contó Pedro Paredes.

Modus operandi

Según los denunciantes, estos hechos se estarían caracterizando por las amenazas mediante llamadas y mensajes de WhatsApp en los que los delincuentes envían fotos de armas y objetos explosivos que supuestamente serán usados en contra de las personas que no accedan a sus peticiones.

Un investigador de la Fiscalía que se ha dedicado a seguirles la pista a los grupos criminales que se han asentado en la capital confirmó esta teoría.

«Ellos manejaban la extorsión llamando a la persona, amenazándola y mandándole fotografías de armas de largo y corto alcance y dos o tres granadas o videos donde le hacían directamente la petición económica a la víctima, y con la presencia de una mesa con mucho armamento. Incluso, desde Venezuela se hacen muchas extorsiones hacia Colombia y hacia América Latina», explicó el investigador.

Fenómeno que se expande

En días pasados, El Tiempo reportó que las autoridades lograron desmantelar una organización delictiva dedicada a la extorsión de conductores de transporte de carga. Se trataba de ‘los Caminantes’, que mediante la modalidad de llamada telefónica y contratación de falsos servicios ubicaban y secuestraban a sus víctimas para cobrar grandes sumas de dinero en medio de los llamados secuestros extorsivos. Sus principales víctimas estaban en Cundinamarca.

Y es que, según los investigadores del Gaula, este no es un fenómeno que tenga una ubicación espacial exacta, pues se puede realizar desde cualquier lugar del país. Por ejemplo, en el caso de ‘los Caminantes’. Esta organización delinquía desde la cárcel de máxima seguridad de Tramacúa, en Valledupar, donde los delincuentes operaban con celulares ingresados de manera ilegal por sus familiares o incluso por los mismos dragoneantes.

«Nos llamaron para llevar un trasteo desde Villapinzón hasta Medellín. Cuando llegamos al punto, un sujeto nos recogió. Nos dijo que había que ir a cargar a la finca Santa Bárbara, como a media hora del pueblo. Cuando llegamos allá nos bajaron del vehículo, se lo robaron, y a nosotros nos tiraron a la zona montañosa donde nos amarraron y amenazaron durante dos días», señaló Pedro Ricarte*.

El hombre fue secuestrado en la vereda Villapinzón junto a su hijo de 20 años, por supuestos emisarios de esta organización criminal, que luego desde la cárcel y como lo investigó la Fiscalía realizaron llamadas extorsivas a sus familiares, a quienes se les decía que si no pagan hasta 50 millones de pesos su familiares serían entregados muertos y empacados en bolsas plásticas.

Delitos en ascenso en Bogotá

Hugo Acero, exsecretario de Seguridad de Bogotá, señaló que este es un delito que está en crecimiento no solo en Bogotá sino en todas las ciudades principales del país. Además, que los registros que tienen las autoridades no llegan ni a 1% de lo que realmente está sucediendo.

«Esto son estructuras criminales que tienen distintas rentas y una de ellas es la extorsión, además del microtráfico y el comercio de armas. Entonces, lo que pasa es que este tipo de estructuras, mediante la extorsión, logran controlar el diario vivir de los ciudadanos. Estas no son estructuras que estén completamente armadas ni son ejércitos, son personas que intimidan a las personas mediante la violencia», explicó.

Cuando se miran los datos del comportamiento de este delito, es posible ver que en particular hay seis localidades que están siendo las principales afectadas: Suba, que representa el 11% de los casos; luego, Kennedy, con 10%; y Engativá, que aporta 9%. También aparecen Puente Aranda, con 9/; y Rafael Uribe Uribe y Santa Fe, con 8 y 6,4%, respectivamente.

Ojo a las modalidades de extorsión en la ciudad

Estas son las tres modalidades más frecuentes de extorsión en Bogotá:

1. Por vía telefónica o redes sociales: muchas veces los extorsionadores llaman desde las cárceles. Uno de los engaños más frecuentes son llamadas en las que se hacen pasar por familiares y piden dinero.

2. Devolución de bienes o rescate: esta se da más que todo cuando delincuentes roban algún vehículo y llaman a la víctima a pedirle dinero para devolverle el carro o la moto. No obstante, pasa mucho que las personas mandan el dinero y no tienen de vuelta el automotor, y los extorsionadores se pierden.

3. Sextorsión: en esta modalidad delictiva se actúa más que todo por medio de las redes sociales y las páginas de internet. Muchas veces envían enlaces que pueden robar la información del dispositivo electrónico desde donde se abra, entonces, pueden robar información privada y pedir dinero a cambio de no divulgarla.

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