Con duras críticas a la gestión del presidente Alberto Fernández, su vicepresidenta Cristina Kirchner elevó este jueves la tensión que sacude a gobierno argentino desde la derrota electoral en las primarias legislativas del domingo y pidió públicamente un cambio de gabinete.
«¿En serio creen que no es necesario, después de semejante derrota, presentar públicamente las renuncias y que se sepa la actitud de los funcionarios y funcionarias de facilitarle al presidente la reorganización de su gobierno?», escribió Kirchner en una carta pública en la que criticó a jerarcas que «se atornillan a los sillones».
Estas declaraciones ocurren un día después de que cinco ministros considerados como cercanos a Kirchner ofrecieron su renuncia a Fernández, que por ahora no las ha aceptado.
Kirchner, líder del peronismo de centro-izquierda, señaló que en varias reuniones con el mandatario durante el último año le pidió un cambio de rumbo, sobre todo en política económica.
«Señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales», dijo en la carta.
«He oído a mi pueblo»
Más temprano este jueves, Fernández pidió cesar las disputas. Resaltó que es él quien está al frente del gobierno.
«He oído a mi pueblo. La altisonancia y la prepotencia no anidan en mí. La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido. Lo haré llamando siempre al encuentro entre los argentinos», escribió el mandatario en Twitter.
En su carta, Kirchner, presidenta entre 2007 y 2015, remarcó que fue ella quien lanzó la candidatura de Fernández «con la convicción de que era lo mejor para mi patria».
«Solo le pido al presidente que honre aquella decisión… pero por sobre todas las cosas, tomando sus palabras y convicciones también, lo que es más importante que nada: que honre la voluntad del pueblo argentino», manifestó.
En recesión desde 2018, Argentina atraviesa una crisis económica que se vio agravada por la pandemia de covid-19. Para amortiguar los efectos de la parálisis de la economía por las restricciones sanitarias, el gobierno realizó fuertes emisiones de dinero, especialmente en 2020.
Este jueves, en el centro de Buenos Aires grupos de izquierda movilizaron a manifestantes de los sectores populares que exigen mayores subsidios para comedores y alimentación, y que rechazan un eventual acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
«Queremos trabajo»
A sus elevados índices de pobreza (42%) y desempleo (10%), Argentina suma una de las tasas de inflación más altas del mundo (32% de enero a agosto) y tiene pendiente una deuda de 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional.
«No estoy ni a favor ni en contra del gobierno. Quiero que se hagan las cosas, que caminen el barrio. Queremos trabajar, queremos fábricas», declaró a la AFP en la manifestación Gisela, madre de tres niñas de 11, 10 y 9 años de edad.
El próximo 22 de septiembre, Argentina debe pagar al FMI un vencimiento de capital por 1.900 millones de dólares y en diciembre otro por el mismo monto.
El gobierno de Fernández intenta lograr un acuerdo de facilidades ampliadas que reemplace al stand-by suscrito en 2018. Gerry Rice, vocero del FMI, ratificó este jueves en Washington que se continúa «el trabajo con las autoridades argentinas para profundizar las discusiones técnicas hacia un programa respaldado por el FMI».
Rechazo en las urnas
El gobierno de Fernández y Kirchner, que se encuentra a mitad de su mandato, quedó duramente golpeado por el resultado de las primarias el domingo, en las que la coalición gobernante Frente de Todos consiguió apenas 31% de los votos a escala nacional, un resultado inesperado que mostró un rechazo mucho más amplio de lo previsto.
«No sé por qué se sorprenden, se ve que no viven en los barrios de nuestros compañeros porque cualquiera lo podía ver, la indignación por la falta de trabajo y educación», dijo a la AFP Eduardo Belliboni, integrante de una de las organizaciones sociales que marcharon este jueves en Buenos Aires contra el gobierno.
La coalición de centro-derecha Juntos, del expresidente Mauricio Macri (2015-2019), obtuvo 40% de los sufragios a escala nacional y le sacó una ventaja de cinco puntos al oficialismo en la provincia de Buenos Aires, tradicional bastión peronista y donde también pusieron a disposición su renuncia los ministros del gobernador Axel Kiciloff.
Al ser de voto obligatorio, las primarias se convierten en una suerte de encuesta a escala real. En este caso, el resultado hace temer al gobierno por su mayoría en el Senado y aleja la posibilidad de lograrla en la Cámara de Diputados.