El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, dijo este jueves que «si dejamos de ayudar a Ucrania, Ucrania se acaba» en una guerra desatada por Rusia que, junto a la pandemia y a la revolución tecnológica, está «reestructurando» y «cambiando radicalmente» el mundo.
«Si dejamos de ayudar a Ucrania, Ucrania se acaba. Si Rusia deja de atacar a Ucrania, la guerra se acaba», sostuvo el jefe de la diplomacia europea en una entrevista con EFE. Encuentro que coincidió con la primera visita del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a Kyiv. Un viaje que en su opinión no debería sorprender a nadie.
Es «normal» que el jefe de la Alianza, una organización que «no» participa en el suministro de armamento a Ucrania, aunque sí muchos de sus miembros, vaya a Kyiv, «como todo el mundo», dijo Borrell, que refutó la «narrativa rusa» de que la guerra sea responsabilidad de Occidente, así como que la OTAN tenga tropas desplegadas en Ucrania.
«Señores, aquí ha habido un agresor y un agredido. Y el agresor tiene que suspender la agresión. Y, mientras eso no ocurra, el agredido tiene que defenderse. Tan sencillo como eso», subrayó Borrell, en respuesta a quienes ponen a Ucrania y Rusia en el mismo nivel de responsabilidad en este conflicto; como recientemente hizo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
Seguir ayudando a Ucrania
Borrell recalcó que «las armas que se entreguen a Ucrania es para que se defienda de una invasión y de un bombardeo sistemático y continuo al que le somete Rusia, que está destruyendo el país». De ahí la importancia de que los Veintisiete aprueben definitivamente destinar mil millones de euros a compras conjuntas de armamento, que centralizará por primera vez la Agencia Europea de Defensa, y cuyos flecos están siendo cerrados a nivel de embajadores de la UE.
Se trata del segundo punto de un plan de tres vías para acelerar la entrega de armamento a Ucrania y cuya primera parte -dotada con otros mil millones de euros- ya está siendo implementada, dijo.
«Estamos pagando las facturas que nos presentan los Estados miembros» que han ido entregando armas de sus almacenes a Kyiv, con el incentivo de que se sustituirán con nueva producción.
«Si Europa necesita una industria de defensa, y la necesita, este es un buen momento para ayudar a que se desarrolle», porque «hay el incentivo de la demanda» y ayudará a «disminuir las dependencias aumentando la autonomía», añadió, tras señalar a España, Francia, Alemania, Suecia o la República Checa entre los países que tienen capacidad de producir armamento.
Sanciones y unión para terminar el conflicto
Seguir ayudando a Ucrania, a la que se han destinado unos 67.000 millones de euros desde que comenzó la invasión de Rusia, pasa también por implementar los diez paquetes de sanciones adoptados hasta la fecha. «Esa es la llave», afirma Borrell.
Y, pese al reciente frente de varios países del Este contra el comercio de productos ucranianos exentos de aranceles, solventado con un acuerdo para que no se comercialicen en sus territorios, Borrell no ve de momento fisuras en la solidaridad con Ucrania. Para él hay «una unidad extraordinaria».
«No hay nada que una más que una amenaza exterior común», aseguró.
Amenazas como pueda ser un ataque cibernético, que hoy día es muy peligroso, porque puede paralizar infraestructuras críticas. «El fondo del mar está cuajado de redes de cables que transportan energía, gas o electricidad», recordó, e instó a protegerlas. Esto sin querer entrar en dar credibilidad a los informes que hablan de barcos rusos en el Mar de Norte que estarían preparando ataques a esas redes.
La unidad pasa también, añadió, por evitar las cacofonías en política exterior: «A mí me toca intentar hacerlas coherentes y buscar elementos comunes entre ellas. Te aseguro que no es un encargo fácil» como jefe de la diplomacia europea.
«China tiene que asumir su responsabilidad»
«Lo importante no es evitar que haya muchas visitas a Pekín, sino que todos digamos lo mismo. Que sea un coro bien afinado» de voces de las diplomacias de los 27 Estados miembros y de las instituciones europeas, pidió, consciente de que «Europa es así» y no la va «a cambiar por arte de magia», dijo, pero advirtió de que la «única posibilidad que tiene de que se la escuche» es con «una posición unificada».
Y el mensaje que la UE tiene que pasar a China es que tiene que asumir también su responsabilidad para parar la guerra.
«No está en el interés de China apoyar a Rusia porque eso va a polarizar aún más al mundo», consideró Borrell, que cuestiona que la alianza entre ambos países sea «una amistad sin límites», ya que la Unión Europea no tiene «constancia alguna» de que Pekín haya suministrado armas a Moscú. «Si se hubiera producido, lo sabríamos», aseguró.
Lo que está claro, añadió, es que China emerge «como una potencia política y diplomática» y está «en la lógica de las cosas» que con su «dimensión tecnológica y económica» use su influencia. Ahora bien, «el problema es ver cómo va a administrar ese poder».