El ex primer ministro británico Boris Johnson dijo que votará este miércoles en contra del Acuerdo Marco de Windsor, firmado por Reino Unido y la Unión Europea (UE) para sustituir al polémico protocolo del Brexit para Irlanda del Norte.
La Cámara de los Comunes votará esta tarde el llamado «freno de Stormont» del pacto, el primer «instrumento legal» del nuevo acuerdo que será sometido al visto bueno de los diputados.
Este mecanismo permite que la Asamblea autonómica de Belfast (Stormont) pueda opinar acerca de las normas del mercado único del bloque europeo, al que sigue perteneciendo la región, pero también podría bloquear su aplicación en el territorio.
Los arreglos propuestos significarían que Irlanda del Norte permanecería bajo el control del orden legal de la UE, «y cada vez sería más divergente del resto del Reino Unido», dijo Johnson en un comunicado.
«Eso no es aceptable. Hoy votaré en contra de los arreglos propuestos», agregó Johnson.
El pasado lunes, el pro-británico Partido Democrático Unionista (DUP), segunda fuerza política de Irlanda del Norte, informó también que votará en contra del acuerdo de Windsor en los Comunes.
El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, confirmó que la formación rechaza ese texto por considerar que no resuelve los «problemas fundamentales».
El nuevo acuerdo exime de chequeos a los productos británicos que vayan destinados a Irlanda del Norte, aunque los mantiene para los que vayan a la República de Irlanda, que permanece en el mercado único comunitario.
En el caso del Protocolo para Irlanda del Norte, los controles de todos los productos se hacían en los puertos de la provincia, lo que creaba una frontera en el mar de Irlanda, que separa la isla de Irlanda de la de Gran Bretaña, algo inaceptable para el DUP, que considera que tiene un impacto en su relación con el resto del Reino Unido, del que la provincia forma parte.
Al margen de esta votación, el político conservador declara hoy -a partir de las 14.00 GMT- ante el Comité de Privilegios de la Cámara Baja, que investiga si mintió al Parlamento sobre el «partygate», las fiestas en Downing Street durante la pandemia.