Carrie Lam, jefa del Ejecutivo de Hong Kong, salvó este lunes el puesto tras recibir la bendición de los líderes chinos. Ante ellos, se comprometió a hacer más para desactivar las protestas que desde hace seis meses suceden en las calles de la ex colonia británica.
Lam se reunió este lunes por separado con el presidente de China, Xi Jinping, y con el primer ministro, Li Keqiang. Hizo un balance de la visita que, aunque oficialmente era rutinaria, era de vital importancia para refrendar la confianza y el apoyo del gobierno central en su desempeño.
En una rueda de prensa en la capital del gigante asiático, donde se encuentra desde el pasado sábado, Lam desgranó la situación en la urbe financiera. Aseguró que la crisis ha mejorado pese a reconocer problemas de raíz enquistados en la sociedad hongkonesa.
«Los debemos investigar, tenemos un comité independiente para estudiar lo que ha pasado todos estos meses. Hay que encontrar los problemas y ofrecer soluciones», afirmó, sin dar más detalles, reseñó EFE.
Aunque admitió lo excepcional de la delicada tesitura que vive la ciudad, la controvertida jefa del Ejecutivo de Hong Kong incidió en que ha logrado progresos: La violencia ha bajado en las últimas dos o tres semanas, excepto el domingo en la noche.
No en vano, este domingo, grupos de manifestantes enmascarados y vestidos de negro recorrieron varios centros comerciales hongkoneses cantando consignas.
Al menos en un centro comercial hubo actos de vandalismo. También enfrentamientos con agentes de policía, que recurrieron al uso del gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes.
Los líderes chinos cierran filas
Lam no precisó los temas que se abordaron en sus respectivas reuniones con Xi y Li. «No puedo detallar de qué han tratado. Se han centrado en hablar de lo que ha pasado durante estos meses. Este año ha sido muy especial por las protestas y la violencia», se limitó a responder ante las preguntas de la prensa.
No obstante, sí dijo que los líderes chinos enfatizaron que la situación, más que especial, no tiene precedentes, y le reiteraron que es obligatorio restaurar el orden, de acuerdo con la ley, y de mano de las autoridades y la policía local.
Había mucha expectación sobre su encuentro con Xi. La última vez que se vieron fue el pasado 4 de noviembre, antes de las elecciones de consejeros de distritos en las que la oposición a Lam logró una mayoría absoluta, algo que había desatado las especulaciones de la prensa y los analistas sobre una posible destitución.
Por ahora, Xi cierra filas y este lunes elogió el trabajo de Lam al frente del gobierno de Hong Kong. Aseguró que, frente a las dificultades y las presiones, Lam se ha mantenido firme, ha gobernado acorde con la ley y ha seguido comprometida, según declaraciones recogidas por la prensa de la ciudad semiautónoma.
El máximo líder de China también ratificó su apoyo a la Policía de Hong Kong, sobre la que pesan acusaciones de abuso de poder y brutalidad en su respuesta y dispersión de las protestas que se han ido sucediendo en las calles.
Xi transmitió en su encuentro las pautas que Lam debe seguir o, más bien, las líneas rojas que no se puede saltar: salvaguardar la seguridad y los intereses de desarrollo nacionales, preservar el principio Un país, dos sistemas y oponerse sin fisuras a la interferencia extranjera en los asuntos de China.
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En su encuentro con Li, el primer ministro de China reconoció ante Lam que los desafíos en la ciudad han supuesto un serio revés para la economía local, que se enfrenta a una recesión económica obvia y que muchos sectores han sufrido un duro revés.
«Es una situación complicada, grave y que no tiene precedentes», dijo Li.