El ministro de Exteriores de Israel, Yair Lapid, dijo este domingo que «es imposible permanecer indiferente ante las espantosas imágenes» de la presunta masacre de civiles en la urbe ucraniana de Bucha, lo que tachó como «crimen de guerra».
«Es imposible permanecer indiferente ante las espantosas imágenes de la ciudad de Bucha, cerca de Kyiv, tras la marcha del Ejército ruso», declaró Lapid en un comunicado difundido por Exteriores.
«Causar daños intencionadamente a población civil es un crimen de guerra y lo condeno enérgicamente», añadió el máximo jefe de la diplomacia israelí.
Israel ha intentado ser mediador entre Ucrania y Rusia
Desde el inicio de la invasión rusa sobre Ucrania, Israel ha mantenido un tono más bien moderado ante Moscú para no enemistarse con el presidente ruso, Vladímir Putin, aliado estratégico del Estado judío en Oriente Medio.
Israel ha intentado mantener además una posición de mediador entre Ucrania y Rusia por sus estrechas relaciones con ambos países, pese a que condenó la invasión y fue precisamente Lapid el principal cargo israelí en exponer un tono más contundente.
Sus declaraciones de hoy se producen después de que la retirada de las tropas rusas del norte de Kyiv haya revelado las presuntas ejecuciones sumarias de varios cientos de civiles en el suburbio de Bucha y otras zonas.
Este domingo, el alcalde de Kyiv, Vitali Klitschkó, indicó que los civiles sin vida hallados en las calles de Bucha «tenían las manos atadas a la espalda,» tal y como puede verse en las fotografías difundidas por medios internacionales.
Por su parte, el presidente del país, Volodímir Zelenski, calificó en una televisión estadounidense de «genocidio» contra el pueblo ucraniano lo que está perpetrando Rusia.
La organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) afirmó tener indicios de que el Ejército ruso está cometiendo posibles crímenes de guerra en las áreas bajo su control, entre ellos ejecuciones sumarias de civiles.