Israel denunció este jueves la decapitación de algunos bebés, así como la calcinación y asesinato de niños en el ataque «horripilante y monstruoso» lanzado el pasado sábado desde Gaza por el grupo islamista palestino Hamás, que hizo estallar la guerra en la región.
La oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, difundió también en sus redes sociales fotos de bebés calcinados a manos de Hamás, y un alto cargo del Ejército aseguró que él mismo halló un bebé decapitado en una comunidad israelí cercana a Gaza, y que otros compañeros suyos vieron más, sin dar una cifra concreta.
Mientras se recuperan e identifican cuerpos que engrosan la cifra de más de 1.300 fallecidos en Israel por la ofensiva de Hamás, que incluyó una incursión terrestre en zonas israelíes al lado de Gaza, un miembro de los equipos sanitarios del Ejército israelí aseguró hoy que él mismo «halló a un bebé con la cabeza cortada» entre las más de 100 personas asesinadas en el kibutz Beeri, al lado de la Franja.
Miembros de su equipo hallaron a más niños decapitados, agregó la fuente, el coronel en la reserva Golán Vach, jefe de la Unidad Nacional de Rescate en el Comando del Frente Interno del Ejército.
«No creo que un bebé con la cabeza cortada sea un accidente, un misil no hace esto», dijo Vach.
En su opinión, «terrorismo significa que una persona entra en casa de gente inocente, matan a la madre y le cortan la cabeza al bebé», una escena que se encontró su unidad estos días.
Asimismo, esta tarde, en una publicación por la red social X (antes Twitter) con imágenes explícitas, la oficina de Netanyahu mostró fotografías del cuerpo de un bebé ensangrentado, así como otras dos imágenes con varios cuerpos de bebés calcinados.
Según aseguró, son «fotografías horripilantes de bebés asesinados y quemados por los monstruos de Hamás», un grupo que «es inhumano» y «como el Estado Islámico».
Un miembro de los equipos de emergencia ZAKA, que se encarga de la recuperación de cadáveres, dijo ayer a EFE que «no tiene números, pero que hay muchos casos» de niños muertos en lugares como kibutz Beeri, la comunidad israelí donde hubo la mayor masacre de civiles estos días.
«Yo mismo tomé cuerpos de bebés de un mes, dos meses, de niños quemados, de niños que cuando los tomé de las manos aún estaban ardiendo». A su vez, agregó que conocía casos de «personas que fueron torturadas, violadas y quemadas vivas».
El jefe de ZAKA en el área sur de Israel, Yossi Landau, contó hoy que halló «una señora embarazada en el suelo» de su casa, con «el estómago totalmente abierto, un feto conectado al cordón umbilical, apuñalado con un cuchillo, y la madre con un disparo en la cabeza».