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Israel conmemora el ataque del 7 de octubre en silencio y con lágrimas

por Avatar AFP

Contenidos sollozos durante discursos conmemorativos, multitudes de luto encendiendo velas… Israel enmudeció brevemente el martes en homenaje a las víctimas del ataque sin precedentes de Hamás de hace exactamente un mes.

En la explanada de la Universidad Hebrea de Jerusalén, más de 1.000 personas, principalmente estudiantes y profesores, guardaron un minuto de silencio, rezaron y cantaron el himno nacional.

«Las atrocidades han dejado una cicatriz terrible, traumas a nivel personal pero también a nivel nacional», dijo Asher Cohen, presidente de la universidad, que tiene a varios graduados entre las víctimas.

«Pero hay esperanza, habrá un renacimiento», agregó.

Varias personas dieron su testimonio, entrecortados por las lágrimas, como un maestro que mostró la foto de su hijo y su novia, asesinados por los comandos de Hamás. «Creían en la paz», dijo.

En el peor ataque desde la creación del Estado hebreo en 1948, más de 1.400 personas, en su mayoría civiles, murieron a manos de los comandos de Hamás, que también secuestraron a unas 240 personas.

La operación desencadenó una intensa guerra en la Franja de Gaza, controlada por Hamás, que se ha cobrado más de 10.300 vidas en ese territorio, entre ellos miles de niños, según el Ministerio de Salud del movimiento islamista.

Mayaan, de 38 años, que perdió a sus padres en un kibutz atacado por Hamás, afirma que es duro ver las «devastadoras» imágenes de muerte y destrucción procedentes de Gaza.

«Me enerva cuando la gente dice ‘soy propalestino’ o ‘soy proisraelí», dice con la voz cargada de dolor la mujer, que pide que su apellido no sea publicado.

«Yo soy propaz. Mis padres hubieran dicho lo mismo», asegura esta empleada de la Academia de Artes y Diseño Bezalel de Jerusalén.

Decenas asistieron a una ceremonia en esa academia, donde se encendieron velas y se cantó con emoción el «Hatikvah», el himno nacional, que significa «la esperanza» en hebreo.

«En nuestro corazón»

«Nadie tiene las palabras adecuadas», dice el presidente de la academia Adi Stern, de pie detrás de una fila de pantallas que muestran los retratos de los rehenes capturados por Hamás.

Junto a cada uno aparece la frase: «Tráiganlo a casa» o «Tráiganla a casa».

«Estamos todos desesperados, horrorizados», dice Stern. «Tenemos que aportar algo de esperanza», insiste.

En una vigilia de oración en la Puerta de Jaffa, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, una treintena de israelíes y palestinos (judíos, musulmanes y cristianos) se reúnen para rendir tributo a las víctimas de la guerra.

«Todo se ha vuelto polarizado», lamenta Laura Wharton, miembro del Concejo Municipal de Jerusalén. «La muerte no es la respuesta a nada. Estamos todos de luto».

En otro encuentro emotivo, cientos de personas rezaron en el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado de los judíos, por el regreso sanos y salvos de los rehenes.

Muchos de los asistentes a estos memoriales celebrados por todo el país dijeron a la AFP que conocían a alguna víctima del ataque.

«No creo que haya una sola persona que no se vea afectada por estos horribles ataques», dijo Sharon Balaban, maestra de 52 años en la academia Bezalel.

«Todo el mundo conoce a alguien que ha resultado herido, muerto o impactado».

En muchos lugares del país, incluido el Parlamento o una reunión de familias de rehenes en Tel Aviv, se guardó un minuto de silencio para las víctimas del 7 de octubre.

«No tenemos otras formas de conmemorarlos a excepción de rezar, de encender velas y tenerlos en nuestro corazón», dice Yossi Rivlin, que perdió a dos hermanos en la matanza en el festival de música.

«Es un tiempo terrible. Solo espero que no olvidemos y volvamos a nuestras rutinas», agregó.