Israel ha retomado con fuerza su ofensiva en el Líbano. A pesar de que, tras la muerte del número dos de Hamás, Saleh al Arouri, en un ataque en Beirut y que se atribuye al país hebreo, la región se asomaba al abismo de una gran escalada de la guerra en la Franja de Gaza, finalmente la ampliación del conflicto nunca se materializó. Pero el frente norte nunca se puede descartar. Ayer, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron una oleada de ataques aéreos y de artillería contra bases de la milicia chií libanesa Hezbolá.
El Ejército israelí confirmó que «aviones de combate y unidades de artillería de la Fuerza Aérea israelí atacaron docenas de objetivos pertenecientes al grupo terrorista en un corto período, incluidos puestos de observación, edificios militares y otra infraestructura», en la zona de Wadi Saluki, al sur del Líbano. Según un comunicado castrense, Hezbolá «hace un uso extensivo de la zona de Wadi con fines terroristas y cuenta con docenas de posiciones escondidas en el área boscosa».
Se trata del ataque israelí de mayor envergadura contra posiciones de la milicia libanesa proiraní desde que comenzara la guerra en la Franja de Gaza, el pasado 7 de octubre. Fuentes de seguridad libanesas, citadas por Reuters, aseguraron que ayer se produjeron al menos 16 ataques aéreos en rápida sucesión en el valle de Suluk. Estas mismas fuentes describieron los ataques como el «bombardeo más denso en un solo lugar» desde que comenzaron las hostilidades en la zona fronteriza hace tres meses.
Hezbolá no se ha quedado de brazos cruzados y ha respondido con el lanzamiento de cohetes desde el sur del Líbano hacia posiciones israelíes, haciendo saltar las alarmas antiaéreas en el norte del Estado judío. Este repunte de hostilidades tiene lugar después de las declaraciones del jefe del Comando Norte del Ejército israelí, Ori Gordin, quien advirtió a la milicia libanesa de que sus tropas están «más preparadas que nunca» para una ofensiva militar en el sur del Líbano.
«Estamos más preparados que nunca, para esta noche si es necesario, y continuaremos fortaleciendo nuestros preparativos para seguir adelante», aseveró Gordin mientras visitaba un entrenamiento de la 228º Brigada del Ejército, que opera en la frontera norte, y donde Israel tiene desplegados a más de 200.000 efectivos. «Hemos atacado muchos escuadrones al otro lado de la frontera, más de 150 han sido atacados y muchas capacidades militares han sido eliminadas», señaló el comandante.
El responsable israelí de las tropas en el norte reconoció que «todavía queda mucho trabajo por hacer para lograr una mayor seguridad, y que las comunidades del norte puedan regresar a sus casas». Desde el pasado 8 de octubre, cuando Hezbolá lanzó su primer ataque contra Israel en apoyo a la ofensiva de Hamás, más de 80.000 israelíes han tenido que se evacuados de sus casas hacia zonas más seguras. Al otro lado de la frontera, más de 70.000 libaneses han tenido que abandonar sus hogares.
Así las cosas, Gordin aseguró que el Ejército del país hebreo «está determinado en eliminar las capacidades de Hezbolá y hacerlo retroceder». En este conflicto de baja intensidad en la frontera entre Israel y el Líbano ya han muerto 12 soldados israelíes y seis civiles, mientras que en el lado libanés han fallecido al menos 207 personas, incluyendo unos 23 integrantes de milicias palestinas, un soldado y 23 civiles –entre ellos tres niños y tres periodistas–, además de los milicianos de Hezbolá, según un recuento de EFE.
El peor de los golpes que ha recibido Hezbolá, en esto más de cien días de enfrentamientos transfronterizos fue la eliminación del comandante Wissam Hassan Taweel, en un ataque contra el vehículo en el que viajaba. El miliciano pertenecía al cuerpo de fuerzas especiales Radwan, especializadas en operaciones ofensivas. A esta pérdida también se suma, en la misma semana, la muerte de otro comandante de la unidad área de la milicia chií en el sur del Líbano, Ali Hussein Barji, en otro ataque que se atribuye a Israel.
El Estado judío vuelve a poner el foco en su frontera norte, a la vez que ha anunciado el fin de la «fase intensiva» de la guerra en Gaza y ha retirado alguno de los batallones que se encontraban desplegados en el norte del enclave. Tras más de tres meses de ofensiva, los muertos se cuentan por miles. Según datos del Ministerio de Salud del enclave, en manos de Hamás, más de 24.000 gazatíes han muerto y más de 61.000 han resultado heridos.