Israel autorizó la entrada de ayuda humanitaria a Gaza por uno de sus pasos fronterizos ante la presión de la comunidad internacional y especialmente de su aliado Estados Unidos, que le pide reducir la intensidad de los ataques y que proteja a los civiles.
El conflicto entre Israel y Hamás comenzó el 7 de octubre tras el ataque sin precedentes de los milicianos del grupo islamista palestino en suelo israelí, en el que murieron unas 1.200 personas, según las autoridades.
Como represalia, Israel prometió «aniquilar» a Hamás, en el poder en Gaza desde 2007 y considerada organización terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea e Israel. Más de 18.700 personas han muerto en la Franja de Gaza, según el Ministerio de Salud de Hamás.
La misma fuente informó de «decenas de muertos y heridos» en bombardeos en Jan Yunis, en el sur del territorio palestino. En la misma ciudad, Hamás indicó que hizo explotar una casa donde había soldados israelíes.
La localidad vecina de Rafah también fue atacada. «Dormíamos en nuestra casa y de repente hubo un ataque, como una bomba de barril», lleno de explosivos, contó a la AFP un superviviente, Bakr Abu Hajjaj.
Varios cohetes fueron interceptados por la defensa antiaérea israelí sobre Jerusalén.
Ante la presión por proteger a los civiles, Israel anunció que permitirá «temporalmente» la entrada de ayuda humanitaria a Gaza por uno de sus puntos de paso, en Kerem Shalom, para descongestionar el de Rafah, fronterizo con Egipto.
«Más que varios meses»
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, advirtió el jueves que la guerra iba a durar «más que varios meses, pero venceremos y destruiremos» a Hamás.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, empieza a dar muestras de impaciencia ante el alto número de pérdidas civiles en Gaza.
«Quiero que [los israelíes] se concentren en cómo salvar vidas civiles. No que dejen de perseguir a Hamás, sino que tengan más cuidado», declaró el presidente estadounidense, Joe Biden.
Washington quiere que la ofensiva israelí pase a «operaciones de baja intensidad» en «un futuro próximo», según la Casa Blanca.
Pero cuando termine la guerra, no sería «correcto» que Israel ocupe la Franja de Gaza a largo plazo, estimó el viernes el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, de visita en Israel.
En Ramala, en Cisjordania ocupada, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, dijo a Sullivan que cualquier intento de «separar y aislar» a Gaza del Estado palestino era «inaceptable».
La guerra multiplicó también las incursiones del Ejército israelí en Cisjordania, donde han muerto más de 280 palestinos desde su inicio.
Tanto la Unión Europea como Australia, Canadá, Noruega, Reino Unido y Suiza condenaron la «violencia cometida por los colonos extremistas, que aterrorizan a las comunidades palestinas».
Y en Jerusalén Este, un periodista de la agencia turca Anadolu fue violentamente atacado por la policía israelí mientras trataba de tomar fotos de palestinos rezando. Un portavoz policial indicó que los agentes fueron suspendidos.
«Más batallas»
«Habrá más batallas difíciles en los próximos días», advirtió Daniel Hagari, portavoz del Ejército israelí.
Esta ofensiva permitió a Israel tomar el control de varios sectores en el norte, antes de extenderse a todo el territorio.
El Ejército israelí afirmó el viernes que, en total, 119 soldados murieron en Gaza desde el inicio de la ofensiva terrestre el 27 de octubre.
Unas 240 personas fueron secuestradas por Hamás el día del ataque contra Israel, de las cuales 105 fueron liberadas durante una breve tregua de siete días que expiró el 1 de diciembre.
El Ejército israelí anunció el viernes que había recuperado los cuerpos de tres rehenes en la Franja de Gaza, incluidos dos soldados de 19 años de edad, Nik Beizer y Ron Sherman, así como el de un rehén francoisraelí, Elya Toledano.
Según el Ejército israelí, aún quedan 132 rehenes en manos del movimiento islamista y de grupos afiliados.
«Desesperados»
La guerra sumió a la Franja de Gaza en una grave crisis humanitaria y 1,9 millones de habitantes (85% de su población) fueron desplazados, según la ONU. Muchos de ellos tuvieron que huir varias veces, a medida que los combates se extendían.
La ONU advirtió de un «colapso de orden civil» en la Franja de Gaza, y afirmó que el hambre y la desesperación empujaba a los habitantes a apoderarse de la ayuda humanitaria, que llega con cuentagotas.
«Allí donde vamos la gente está desesperada, hambrienta y aterrorizada», declaró Philippe Lazzarini, comisario general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa).
El pequeño territorio está sumido a un asedio total por Israel desde el 9 de octubre.
«No tenemos comida, ni agua, ni refugio. Todo escasea en Gaza», dijo desesperado un habitante del campo de Jabaliya (norte) que no quiso dar su nombre.
La guerra avivó las tensiones en la frontera israelo-libanesa y también en el mar Rojo, donde los rebeldes hutíes de Yemen -aliados de Hamás- reivindicaron el viernes dos ataques contra buques que se dirigían a Israel.
La compañía naviera Maersk indicó que suspendía las rutas a través del estrecho de Bab el Mandeb en el mar Rojo hasta nuevo aviso, después de que uno de sus barcos fue atacado el jueves.
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