Las autoridades de Irán anunciaron el sábado la ejecución en la horca de dos personas declaradas culpables de haber matado a un paramilitar durante las manifestaciones desencadenadas por la muerte de Mahsa Amini, una decisión que generó condenas internacionales.
La ONU denunció estos ahorcamientos que elevan a cuatro el número de ejecuciones desde el inicio del movimiento de protesta en Irán a mediados de septiembre.
«Mohammad Mahdi Karami y Seyyed Mohammad Hosseini, los principales autores del crimen que condujo al martirio de Ruhollah Ajamian, fueron ahorcados en la mañana» del sábado, indicó Mizan Online, la agencia de información del poder judicial.
Los dos hombres estaban acusados de haber matado a este miembro de la milicia paramilitar Basij, afiliada a los Guardianes de la Revolución, el 3 de noviembre en Karaj, una ciudad al oeste de Teherán.
Corte Suprema de Irán confirmó codena a muerte de dos personas por protestas
El tribunal de primera instancia los condenó a muerte el 4 de diciembre. El veredicto fue confirmado el 3 de enero por la Corte Suprema de Irán, un proceso calificado por «expeditivo» por parte de las ONG defensoras de los derechos humanos.
La Unión Europea se mostró «consternada» por las ejecuciones, indicó este sábado en un comunicado Nabila Massrali, portavoz del jefe de la diplomacia comunitaria, el español Josep Borrell.
La UE «pide una vez más a las autoridades iraníes que pongan de inmediato fin a la práctica altamente condenable de pronunciar y ejecutar condenas a muerte contra los manifestantes», aseveró el vocero.
La desesperación de un padre
Desde el inicio de las manifestaciones, la justicia condenó a muerte a 14 personas vinculadas con estas protestas, según un recuento de la AFP basado en informaciones oficiales.
De ellas, cuatro han sido ejecutadas, otras dos recibieron una confirmación de la condena por parte de la Corte Suprema, seis esperan un nuevo proceso y dos pueden apelar la decisión.
Activistas del país aseguran que otra decena de personas se enfrentan a acusaciones que pueden comportar la pena capital.
La República Islámica se ha visto sacudida por un movimiento de protestas tras la muerte el 16 de septiembre de Mahsa Amini, una kurda de 22 años que había sido detenida por vulnerar el código de vestimenta, que incluye el uso del velo.
Los responsables iraníes denuncian «disturbios», avivados según ellos por países extranjeros y grupos de la oposición, y afirman que cientos de personas han muerto en los altercados, entre ellos miembros de las fuerzas de seguridad.
Las ejecuciones de este sábado se producen pese a una campaña de oenegés que pedía a Teherán que perdonara a Mohammad Mahdi Karami y Seyed Mohammad Hosseini. Amnistía Internacional denunció un proceso «injusto».
A mediados de diciembre, el padre de Mohammad Mahdi, Mashallah Karami, difundió un video en redes sociales en el que imploraba a las autoridades de anular la pena de muerte contra su hijo.
El letrado, Mohammad Aghasi, escribió en Twitter que Karami no pudo reunirse con su familia antes de su ejecución.
Según el grupo Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega, Karami tenía 22 años y, de acuerdo a oenegés, Hosseini, 39 años.
«Simulacro de proceso»
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas de los derechos humanos denunció este sábado juicios «basados en confesiones extorsionadas». «Es impactante que Irán continúe ejecutando a manifestantes, pese a la indignación internacional», señaló el organismo en Twitter.
El director de IHR, Mahmood Amiry-Moghaddam, afirmó que los dos habían sido «sometidos a tortura y condenados tras un simulacro de juicio», y reclamó «sanciones más duras contra personas y entidades iraníes».
Teherán ya ha sido objeto de una serie de sanciones internacionales como reacción a la represión contra las manifestaciones.
Asimismo, el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, anunció este sábado que había nombrado como nuevo jefe de la policía nacional a Ahmad-Reza Radan.
En 2010, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos incluyó a Ahmad-Reza Radan en su lista negra por violar los derechos humanos, tras la polémica reelección del presidente ultraconservador Mahmud Ahmadinejad, que dio lugar a importantes protestas reprimidas por el poder. Ese mismo año, fue sancionado por la Unión Europea.