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Investigaciones y debate sobre seguridad de los fiscales: las repercusiones tras la libertad a miembros del Tren de Aragua en Chile

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El pasado lunes, cinco integrantes del Tren de Aragua -imputados por secuestro agravado, además de otros delitos- quedaron en libertad, tras una cuestionada audiencia de revisión de medidas cautelares. De inmediato, comenzaron las dudas sobre qué es lo que había pasado realmente.

En lo concreto, el abogado asistente de la Fiscalía de Los Vilos, Luis Soto, realizó una débil presentación, según reconoció el propio Ministerio Público. Ello habría derivado en que la jueza de garantía, Daniella Pinto, rebajara la prisión preventiva de los imputados a la de arresto domiciliario total, previo pago de una caución de $5 millones.

Apenas se conoció lo ocurrido, el Ministerio Público apeló por escrito y fue la Corte de Apelaciones la que revocó la libertad y decidió que regresarán a prisión ¿El Problema? Los sujetos no estaban en la dirección establecida. Si bien dos de los miembros de la banda ya fueron recapturados tras entregarse, aún hay tres sin paradero conocido.

El caso generó un remezón en el Poder Judicial. Se abrió una investigación en contra de Soto, se establecieron medidas cautelares para la jueza y se gestó un amplio debate en torno a la seguridad de los fiscales o la posibilidad de que puedan caer en delitos de corrupción.

Investigación en contra del abogado

Los deficientes alegatos en representación de la Fiscalía de los Vilos que realizó el abogado representante, Luis Soto, motivó que se abriera una investigación administrativa, además de una penal, en su contra. Esta última se asignó al fiscal regional de Atacama, Alexis Rogat.

«La investigación se da inicio por una denuncia interpuesta por el fiscal adjunto jefe de la Fiscalía Local de Los Vilos, Patricio Jory, en contra del abogado asistente de esa fiscalía, Luis Alejandro Soto Pérez, por hechos eventualmente constitutivos de delito ocurridos en la audiencia desarrollada el 3 de junio pasado en el Juzgado de Garantía de Los Vilos», informó la fiscalía nacional este viernes.

Y es que -según explicó el fiscal nacional, Ángel Valencia, en Radio Agricultura- se debe resolver por qué el funcionario «omitió apelar durante la audiencia, una serie de cosas van a tener que establecerse en la investigación».La duda que queda, así, es por qué el funcionario -también ex miembro de Carabineros- no fundó las razones para que los imputados se mantuvieran tras las rejas.

Exposición de los fiscales

Entre las tesis que se manejan en relación al débil alegato del abogado Soto, se encuentra aquella que apunta al temor que podría haber sentido de ser víctima del Tren de Aragua. Y es que en los últimos años -y a raíz del ingreso al país del crimen organizado- desde distintos frentes se ha advertido sobre lo expuestos que pueden estar los investigadores al trabajar sobre este tipo de causas.

«Hoy día, a lo largo de todo Chile, hay fiscales, funcionarios y profesionales que están periódicamente exponiendo su integridad física, incluso exponiendo su vida para perseguir el crimen organizado», aseguró Valencia, en conversación con el medio citado.

En esa línea, comentó que «la profesión de fiscal comienza a ser más peligrosa que antes», y que «trabajar en la fiscalía comienza a ser más riesgoso que antes».

También agregó: «Quisiera que se tuviera presente que una persona pudo haber sido víctima de amenazas, una persona pudo haber sido víctima de distintas motivaciones para actuar de esa manera. Por lo tanto, ruego no prejuzgar».

Ante dicha posibilidad, el ex subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, señaló a El Mercurio que «en nuestro país, para que exista verdadera capacidad de jueces y fiscales de aplicar la ley y condenar a quienes cometen delitos graves, estos deben ser capaces de tomar sus decisiones libres de amenazas o del temor de poner en riesgo su vida o su integridad física como consecuencia de su función pública».

En tanto, el exfiscal Alejandro Peña indicó que «debiera estudiarse la posibilidad de que este tipo de causas, de crimen organizado, se radiquen en la fiscalía de la capital regional para evitar que fiscalías pequeñas puedan ser objeto de este flagelo o que puedan sentirse amedrentados».

Si bien entre quienes conocen el mundo de la fiscalía efectivamente se habla de la posibilidad de que Soto haya actuado movido por el temor, también se maneja la posibilidad de que haya recibido algún tipo de pago. La investigación tiene la tarea de determinar, finalmente, qué ocurrió.

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