La Fundación Juntos Se Puede (Colombia), en alianza con el innovador y creador de moda venezolano, Alejandro Crocker, inició un proyecto piloto para mujeres migrantes, refugiadas y retornadas. El objetivo es implementar la remanufactura a través de la economía circular. Esto implica reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes para crear un valor añadido a las prendas e implementar programas de sostenibilidad como parte del punto 12 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) sobre producción y consumo responsables.
La iniciativa busca la creación consciente y la construcción de bienestar social para empoderar a las mujeres, fortalecer su economía y catapultar sus habilidades en el mundo del lujo consciente. También a través del reciclaje creativo y la confección, donde podrán contar sus historias a través de diseños personales que el destacado diseñador guiará.
«Yo sé que migrar y llegar hasta aquí no nos hace mejores ni peores que otros. Pero sí tenemos que construir con trabajo y con ejemplo lo que nosotros venimos a enseñar y lo que venimos a sembrar, a sembrar bonito», señaló Alejandro Crocker, diseñador de moda sostenible, en el primer encuentro que se llevó a cabo en la Fundación Juntos Se Puede, en Bogotá.
Durante la jornada, las presentes aprendieron la importancia de la sostenibilidad, por qué la industria textil contamina y el valor de alcanzar el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medioambiente y el bienestar social.
Las historias detrás de la moda
Bajo la filosofía «la moda no solo es verse bien, la moda debe contar una historia», Carmen Yadira Peñuela, una migrante, decidió compartir su historia. Narró desde que tuvo que dejar su familia y su país, reinventándose después de un delicado estado de salud que casi la lleva a la muerte, con una iniciativa de babuchas que aspira llevar a un siguiente nivel.
Asimismo, Iliany Álvarez, de 25 años de edad, compartió en este primer encuentro que la falta de oportunidades y las situaciones que tuvo que pasar a su corta edad la dejaron sin ganas de continuar. Sin embargo, gracias al apoyo de su esposo y su pequeña hija, superó todos los obstáculos. Contó además cuando conoció la costura y la implementó como una herramienta para salir adelante. Ella y su familia crearon una marca de ropa para dama.
Lo que sigue de este proyecto
La primera fase de este proyecto piloto se llevará a cabo durante cuatro meses, tiempo en el que se capacitará a un grupo de 20 mujeres en confección y remanufactura, se les ayudará a crear la marca y prototipar su producto. Además, trabajarán vendiendo sus prendas a la marca Alejandro Crocker con la visión de cerrar el ciclo de la economía circular con bienestar e integración, educación al trabajo y trabajo formal, sumando así a un planeta sostenible.
La segunda fase de este proyecto busca aliados para crear una escuela taller que permita expandir el modelo e incluir a más empresarios en la visión de impacto social y moda sostenible.