Un informe dado a conocer este miércoles en Nueva York denuncia «la crueldad del sistema de inmigración» de Estados Unidos, el más grande del mundo, manifestada en el funcionamiento cotidiano de los centros de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a través del país, y aboga por reformas que pongan fin a este sistema de exclusión.
El informe «Cruel by Design: Voices of Resistance from Immigration Detention», elaborado por el Proyecto de Defensa del Inmigrante y el Centro de Derechos Constitucionales, afirma que las prácticas de detención durante la pandemia, que comenzó en marzo del 2020, no solo pusieron de relieve las condiciones «inaceptables» de esos centros de detención, sino que ayudaron a propagar el coronavirus en esos centros y fuera de ellos, incluso hasta otros países.
Destaca que entre esas condiciones «horribles» de detención antes y durante la pandemia están la separación de familias, el abuso sexual de niños, histerectomías innecesarias.
Además, «uso de la fuerza y spray pimienta, insultos racistas, el uso arbitrario y punitivo del confinamiento en solitario».
E incluso «la detención prolongada, traslados sin avisar a abogados o familiares, y negligencia médica que derivó ocasionalmente en muertes».
Sistema de inmigración en Estados Unidos
También que se detiene gente en celdas extremadamente frías y duermen en el piso con muy poca ropa para protegerse.
Asimismo, se les niega habitualmente los servicios de cuidado médico.
El informe, que se realizó basado en declaraciones de inmigrantes presentadas en procedimientos judiciales para impugnar su detención durante la crisis de salud por covid-19 y en entrevistas a exdetenidos, se centra en la «necesidad urgente» no solo de liberar a los prisioneros sino el fin de «un sistema cruel».
Asegura que desde 2003 más de 200 personas han muerto bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.
Inmigrantes en huelga de hambre
Durante la pandemia inmigrantes en centros se declararon en huelga de hambre para denunciar sus condiciones de encarcelamiento y exigir ser enviados a sus hogares con grilletes electrónicos para evitar el contagio.
El informe recuerda que el hacinamiento, la falta de cuidado medico y las condiciones insalubres exacerbaron la pandemia en los centros de detención y comunidades aledañas.
Además, al deportar a individuos contagiados se exportó el virus a países como la India, Haití, Guatemala o El Salvador.
«Somos humanos, pero ICE no piensa eso», dijo Edinson Calderón.
Calderón, uno de los entrevistados, estuvo detenido durante cuatro meses después de huir de la homofobia en Venezuela.
Desalentar la voluntad de lucha
De acuerdo con Calderón, ICE provoca situaciones como las que vivió, «solo para oírte decir: ‘Por favor, depórtame'».
Así, el informe asegura que el sistema de inmigración está diseñado para desalentar la voluntad de lucha de la gente y que abandone su propósito de vivir en este país.
La lista de detenidos en estos centros incluye a inmigrantes que buscan asilo, supervivientes de torturas y otros que han vivido por décadas en el país sin estatus legal.
Crisis en centros de detención
También a gente cuyos hijos o esposos son ciudadanos, residentes legales (poseedores de la tarjeta verde), inmigrantes con enfermedades mentales, ancianos y niños.
El gobierno federal invirtió un estimado de 333 mil millones de dólares en este sistema desde que el Departamento de Seguridad Nacional fue creado en 2003, tras los atentados terroristas en el país dos años antes.
Concluye que la crisis en los centros de detención de ICE no puede ser resuelta a través de reformas parciales como poner fin a las prisiones privadas.
Así como mejorar las condiciones o someter a más inmigrantes indocumentados a vigilancia electrónica.
Endurecimiento de las políticas de inmigración
«El centro de este problema es el constante endurecimiento de las políticas de inmigración», afirmó.
Además, esto «apunta a la necesidad de soluciones audaces que reconozcan que el sistema de detención no se puede arreglar».
«Las reformas parciales por sí solas no serán suficientes para remediar la crueldad de este sistema», destacó.
«Lo que se requiere en última instancia es una transformación de gran alcance, que apunte a poner fin a la detención como una herramienta del régimen de exclusión de Estados Unidos», concluye.