Israel se enfrenta este lunes a una ola de condenas internacionales por un bombardeo que, según las autoridades de Gaza, mató a 45 personas en un campo de desplazados en Rafah, en el sur del territorio palestino, gobernado por el movimiento islamista Hamás.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lamentó un accidente trágico y anunció que su gobierno investiga lo sucedido.
El bombardeo se llevó a cabo en la noche del domingo en el marco de la ofensiva emprendida por Israel contra Hamás hace más de siete meses, a raíz del mortífero ataque de comandos islamistas de Hamás en territorio israelí el 7 de octubre.
El Ministerio de Salud de la Franja de Gaza informó de que la masacre en Rafah había dejado 45 muertos y 249 heridos.
Según el ejército israelí, el bombardeo tenía como objetivo a milicianos de Hamás y los aviones lograron golpear una instalación del grupo islamista, matando a dos altos cargos.
La ONU pidió a Israel llevar a cabo una investigación exhaustiva y transparente sobre el bombardeo y Estados Unidos urgió al país a tomar todas las precauciones para proteger a los civiles.
«Ya no hay lugar seguro en Gaza. Este horror debe parar», publicó en redes sociales el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Diplomáticos anunciaron que el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el martes en una sesión de emergencia para discutir el ataque.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo en la red social X que estas operaciones deben cesar y el jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, afirmó estar horrorizado por la noticia.
«Estamos investigando. Cualquier pérdida de vidas, de vidas civiles, es grave y terrible», declaró Avi Hyman, portavoz del gobierno israelí, asegurando que Israel «intenta limitar las víctimas civiles».
«Los niños gritaban» tras el bombardeo
El bombardeo se produjo horas después de que Hamás disparara cohetes contra la ciudad israelí de Tel Aviv y otras zonas del centro de Israel. Las defensas aéreas israelíes derribaron la mayoría de los cohetes y no se registraron víctimas.
Según la agencia de protección civil de Gaza, el bombardeo provocó un incendio que arrasó un campo de desplazados en el noroeste de Rafah.
«Vimos cuerpos carbonizados. También vimos amputaciones, niños, mujeres y ancianos heridos», declaró Mohamed al Mughayyir, un empleado de la agencia.
«Acabábamos de terminar la oración de la noche. Nuestros hijos estaban durmiendo, de repente oímos un fuerte ruido y vimos fuego por todos lados. Los niños gritaban, el ruido era aterrador», contó una sobreviviente que no quiso ser identificada.
Mohammad Hamad, de 24 años, dijo que «las personas no fueron heridas ni asesinadas: hubo quemados».
«La hija de mi primo, una niña de 13 años como máximo, fue una de las ‘mártires’. Tenía los rasgos irreconocibles porque la metralla le arrancó la cara», contó.
El Comité Internacional de la Cruz Roja indicó que uno de sus hospitales de campaña estaba recibiendo una afluencia de heridos en busca de atención por lesiones y quemaduras.
Imágenes grabadas por equipos de AFP el lunes mostraron restos carbonizados de tiendas de campaña y familias palestinas contemplando la destrucción.
«Crímenes de guerra»
«En Rafah evacuamos a un millón de residentes que no están implicados y, a pesar de nuestros esfuerzos, ayer se produjo un trágico accidente», declaró Netanyahu ante el Parlamento.
El ataque israelí provocó condenas de varios países de la región.
Egipto denunció un ataque contra civiles indefensos, Jordania acusó a Israel de cometer crímenes de guerra y Arabia Saudita condenó las continuas masacres cometidas por las fuerzas de ocupación israelíes.
Turquía prometió hacer todo lo posible para que estos bárbaros y asesinos rindan cuentas.
Catar, que actúa como mediador junto a Estados Unidos y Egipto para lograr una tregua en el conflicto y la liberación de los rehenes retenidos por los islamistas en la Franja, advirtió que el bombardeo podría «obstaculizar» esas negociaciones.
Por otra parte, el ejército israelí informó de que está investigando un tiroteo que se produjo este lunes en la frontera entre Gaza y Egipto. El ejército egipcio confirmó la muerte de un guardia fronterizo.
La guerra estalló el 7 de octubre, cuando comandos islamistas mataron a más de 1.170 personas, en su mayoría civiles, en el sur de Israel, según un balance de AFP basado en datos oficiales israelíes.
Los milicianos también secuestraron a 252 personas. Israel afirma que 121 permanecen secuestradas en Gaza, de las cuales 37 habrían muerto.
En respuesta, Israel prometió aniquilar a Hamás y lanzó una ofensiva aérea y terrestre contra Gaza, que dejó hasta el momento 36.050 muertos, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud gazatí.