Mientras en un extremo de la carrera 30, a la altura de la calle 45, decenas de encapuchados con bombas molotov se metían entre carros particulares para sembrar el caos en la Universidad Nacional y en la capital, a cuarenta cuadras de esa misma avenida se estaba ejecutando un crimen que sacudió al gobierno Petro y al país.
Eran las 6:28 de la tarde del lluvioso jueves 16 de mayo, cuando un par de sicarios interceptaron una camioneta Nissan Kicks color gris y dispararon un solo tiro en la cabeza del copiloto.
El mensaje y la bala
La víctima resultó ser Elmer Fernández Velasco, director de La Modelo, una de las cárceles más peligrosas del país que simboliza la violencia narcotraficante y paramilitar desde la década de los 80.
Si bien, en los últimos meses han asesinado a varios miembros del Inpec (en su mayoría guardianes), el alto perfil de la víctima y las amenazas de grupos criminales en contra de otras autoridades vinculadas a prisiones, llevaron al Gobierno Petro a ordenar un consejo de seguridad y a decretar de manera inmediata la emergencia carcelaria.
De hecho, la mañana del viernes se ordenaron traslados de presos de La Modelo, lo que desencadenó un intento de motín en ese penal.
El Gobierno también dio instrucciones para que se hagan requisas aleatorias en cárceles donde están ubicados presos de alta peligrosidad, como alias ‘Satanás’, el violento cabecilla de una red de extorsionistas que fue enviado hace meses a la estricta cárcel de Tramacúa, en Valledupar.
La salida de la Policía y la llegada al Inpec
Las amenazas en contra de guardianes del Inpec ya habían producido alertas de la Procuraduría y de la Defensoría del Pueblo. Y si bien los riesgos se concentran en funcionarios apostados en Tuluá (Valle) –declarados objetivos militares de la sanguinaria banda criminal la Inmaculada–, la preocupación se ha extendido a otras regiones del país.
En Bogotá, Fernández, que el próximo 20 de mayo cumpliría 58 años, se estaba acomodando en su nuevo cargo, después de que se le notificó que pasaba de la cárcel de mediana seguridad La Esperanza de Guaduas (Cundinamarca) a la convulsionada La Modelo.
Exoficiales de la Policía le dijeron a este diario que Fernández –miembro del curso 057 de esa institución– se destacó por su labor que lo llevó al rango de teniente coronel y a ocupar la dirección de la escuela de carabineros de Vélez (Santander).
Pero también recordaron que en 2009 fue llamado a calificar servicios después de que El Tiempo reveló que adquirió un apartamento en el norte de Bogotá. Este resultó ser el mismo que el exparamilitar Javier Zuluaga Lindo, alias ‘Gordo Lindo’, ofreció para indemnizar a las víctimas de las autodefensas tras asegurar que era de esa organización ilegal.
Aunque en su momento el alto oficial aseguró ser un comprador de buena fe y entregó evidencia de la forma cómo adquirió el predio, este terminó en manos de la Unidad para la Reparación a las Víctimas.
Lo concreto es que, Fernández no completaba aún 43 días en el cargo de director de La Modelo y ya tenía dos amenazas de muerte.
Una de estas, según miembros de uno de los sindicatos del Inpec, llegó acompañada de una bala y del siguiente mensaje: “Para que vea que yo sí tengo poder y si me trasladan le mato a la familia. De parte de Pedro Pluma de 4to A, para el director, que si vuelve a meter requisa para el patio le mato a la familia”.
Una de estas, según miembros de uno de los sindicatos del Inpec, llegó acompañada de una bala y del siguiente mensaje: “Para que vea que yo sí tengo poder y si me trasladan le mato a la familia. De parte de Pedro Pluma de 4to A, para el director, que si vuelve a meter requisa para el patio le mato a la familia”.
Un hermano del asesinado director de La Modelo le dijo a EL TIEMPO que las amenazas fueron trasladadas el pasado jueves 9 de mayo a la dirección del Inpec para que se instaurara una denuncia formal ante la Fiscalía y se le diera protección al director.
El propio Fernández, oriundo de Piendamó (Cauca), rindió ese día declaración ante el Inpec.
‘Temo por mi vida’
El Tiempo reveló en primicia su denuncia entregada a un dragoneante con facultades de policía judicial. Allí Fernández describe el ataque al penal y los panfletos amenazantes.
Aunque la denuncia fue breve hay una frase premonitoria: “Temo por mi vida e integridad al igual que el de mi núcleo familiar ya que en la cárcel y penitenciaría de media seguridad de Bogotá cuenta con perfiles altos de seguridad de las personas privadas de la libertad (sic)”.
A las 24 horas, el caso fue enviado a la Fiscalía.
Lo que allegados a Fernández no se explican es cómo en el Inpec no se le dio trámite inmediato a la solicitud de protección del funcionario amenazado y este siguió moviéndose en la camioneta modelo 2017 sin blindaje alguno.
Según fuentes enteradas, es claro que las amenazas se produjeron después de que Fernández ordenó requisas a presos del patio 4 A después de que desconocidos dispararon contra el penal.
‘Pedro Pluma’ y Tuluá
Fuentes de sindicatos de La Modelo le dijeron a El Tiempo que jefes del patio 4 A estaban detrás de las presiones y hostigamientos a los directivos.
La razón: se había descubierto que al menos un guardián estaría recibiendo sobornos de los cabecillas allí recluidos para obtener datos de requisas y decisiones de Elmer Fernández
Además, para seguir con los llamados call center desde donde extorsionan a comerciantes y gente del común a través de violentas llamadas. Esta investigación la está adelantando el Gaula de la Policía.
Uno de los cabecillas que estaba recluido en el 4 A es Pedro Nel Caro Triana, alias Pedro Pluma.
En su prontuario aparece como asesino de policías y ladrón. EL TIEMPO lo rastreó y la condena más fresca en su contra data de abril de 2022. Le dieron 5 años y medio por hurto, pero en 2006 ya lo habían condenado a 10 años por el asesinato de un policía en Bosa (sur de Bogotá).
‘Los Niche’
En el 4 A también están concentrados cabecillas de la banda criminal del ‘Tren de Aragua’ y Héctor Guillermo Paez Melo, condenado por tráfico de drogas, porte ilegal de armas y concierto para delinquir. Este último y ‘Pedro Pluma’ fueron trasladados de cárcel el viernes en la tarde y todos hacen parte de las investigaciones sobre el crimen.
A los cabecillas de ese patio es a los que conectan con la banda criminal ‘Los Niche’, que tiene como epicentro el barrio 7 de agosto de Bogotá. Tal como lo informó EL TIEMPO, de esa red criminal que maneja desde carros de alta gama robados hasta la comercialización de repuestos habrían salido los sicarios que asesinaron al director de La Modelo.
Pero hay otra pista que se sigue dentro de este crimen y que está a 12 kilómetros de esa prisión: en una de las celdas de la cárcel de máxima seguridad de La Picota.
Desde allí salió un comunicado poco después del crimen del coronel Fernández en donde el grupo autodenominado ‘Muerte a Guardianes Opresores’ –‘Mago’– asegura que no tiene nexo con el crimen.
La particular aclaración se debe a que en ese penal está recluido Andrés Felipe Marín Silva, alias Pipe Tuluá. Se trata del cabecilla de la banda criminal ‘La Inmaculada’, hermano de Mauricio Marín Silva, alias Nacho.
‘Pipe Tuluá’
La captura de este último fue lo que desató una guerra en Tuluá (Valle) que ya deja a dos concejales muertes y a decenas de miembros del Inpec amenazados.
“‘Pipe Tuluá’ fue trasladado a La Picota para evitar que siguiera manejando el hampa desde cárceles del Valle, pero se ha convertido en un recluso incontrolable”, señaló una fuente oficial.
Y agregó que el caso es tan preocupante que acudieron a un exjefe paramilitar para que intentara controlarlo. Y la respuesta fue que era ‘indomable’.
El recluso le ha enviado cartas al embajador de Estados Unidos en Colombia, Francisco Palmieri, diciendo que aunque es asesino y extorsionista, no es cierto que sea narcotraficante. Según él, le están tendiendo un complot para extraditarlo a Estados Unidos a pesar de que ya está sentado en una mesa de diálogo.
El carro y la renuncia
Otra pista que se sigue es que fichas corruptas dentro del Inpec habrían terminado facilitando el asesinato de Fernández.
Las declaraciones del subdirector de la cárcel La Modelo, coronel Óscar Alejandro Tovar, quien se subió ese día en el mismo vehículo en el que fue asesinado Fernández, han sido claves.
Este dijo que el director no tenía carro blindado ni esquema de protección y que tanto el director como los subdirectores contaban carros convencionales para llevarlos a sus casas.
Ese jueves, según dijo, el carro asignado a él había sido enviado a una misión fuera de Bogotá y por eso se montó en la Nissan Kicks donde iba su jefe.
Sin embargo, Tovar ha dicho que se bajó del carro para tomar TransMilenio porque había un trancón monumental. Un par de cuadras más adelante, uno de los sicarios asesinó al director de La Modelo.
Tovar renunció al cargo este viernes y aseguró que desde antes del crimen de su jefe tenía planeado su retiro.
El director de la Policía Metropolitana de Bogotá, general José Daniel Gualdrón, reveló que se estaba indagando si los sicarios venían siguiendo al director de el complejo carcelario y si desde adentro les entregaron información sobre sus recorridos e itinerarios.
Mientras se esclarece este crimen, los oficiales retirados de la Policía y la familia de Fernández le rindieron homenaje el sábado 18 de mayo en el Centro Religioso de la Policía.
Y el gobierno Petro alista nuevas medidas para conjurar el crimen organizado que se tiene tomadas varias de las cárceles del país.
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