Las primeras imágenes de Tonga tras la explosión de un volcán que desató un tsunami mostraron el martes la devastación en este archipiélago del Pacífico, cubierto por las cenizas y con importantes daños por las marejadas.
Este territorio quedó prácticamente incomunicado del resto del mundo por la erupción de un volcán submarino, que cortó el cable de conexión de la isla, que ahora depende de la señal irregular de los teléfonos satelitales.
La monumental columna de humo del volcán alcanzó una altura de 30 kilómetros y regó cenizas, gas y lluvia ácida en una zona muy amplia del Pacífico.
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Tres días después de esta erupción todavía se desconoce el balance de víctimas de la tragedia y la situación en el terreno, pero las autoridades neozelandesas confirmaron dos muertes en la isla, citando a la policía local.
Una de las víctimas es una mujer británica que fue arrastrada por el tsunami y cuyo cuerpo pudo ser recuperado.
La Organización Mundial de la Salud indicó en un comunicado el martes que su delegado local, el médico Yutaro Setoya, está «encauzando las comunicaciones entre las agencias de la ONU y el gobierno de Tonga»
«El teléfono satelital del doctor Setoya es una de las pocas fuentes de información», señaló el organismo que dijo que el médico lleva todo el día parado a la intemperie intentando captar la señal.
El organismo indicó que en la principal isla de Tonga, Tongatapu, hay 50 casas destruidas y 100 que resultaron con daños. Además advirtió que las emanaciones del volcán generan temores de que haya contaminación del agua y los alimentos.
«El gobierno recomendó a la población que permanezca en el interior, que utilice mascarillas si sale y que beba agua embotellada», indicó la OMS en un tuit.
Las imágenes satelitales muestran que el volcán submarino ubicado al norte del archipiélago volvió a estar sumergido y sólo emergen dos pequeños islotes de lava.
«Lo que vimos por encima del mar, que ahora ya fue arrasado, fue sólo la punta del volcán que emergió desde una enorme estructura submarina», explicó la experta Heather Handley, de la Universidad de Monash.
Una señal de auxilio
Los organismos de emergencias reportaron «grandes daños» en Tonga tras la masiva erupción, pero todavía se desconoce el panorama completo ya que la pista del aeropuerto sigue anegada de rocas que impiden el aterrizaje de un avión militar C-130 australiano.
La capital de Tonga Nuku’alofa fue cubierta por dos centímetros de ceniza volcánica y polvo.
Los sistemas telefónicos internos fueron restaurados, pero la comunicación internacional continúa interrumpida.
El malecón de la capital está «muy dañado con piedras y escombros arrastrados tierra adentro por el tsunami», indicó la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
La OCHA informó además que los vuelos de reconocimiento confirmaron «daños sustanciales a propiedades» en las islas Mango y Fonoi.
«Una señal activa de auxilio fue detectada en Mango», indicó OCHA. La isla tiene unos 30 pobladores, según el censo de Tonga.
En tanto, dos biólogos mexicanos quedaron atrapados en Tonga aunque están fuera de peligro, mientras el gobierno y su familia buscan cómo sacarlos, indicó el ministerio mexicano de Relaciones Exteriores.
Estructuras afectadas
Imágenes divulgadas por el Centro de Satélites de la ONU mostraron el impacto de la erupción y el tsunami en la pequeña isla de Nomuka, una de las más cercanas al volcán Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai.
Australia y Nueva Zelanda, que enviaron aviones de reconocimiento Orion para sobrevolar la zona, alistaron cargamentos de ayuda para Tonga.
El agua es una de las prioridades, dijo el ministro de Defensa de Nueva Zelanda, Andrew Bridgman, por el riesgo de que las fuentes estén contaminadas.
La Cruz Roja informó que enviará 2.516 contenedores de agua y Francia, que tiene varios territorios en la Polinesia, prometió enviar ayuda «urgente» para el pueblo de Tonga.
Las principales agencias de rescate, que suelen acudir con ayuda humanitaria de emergencia, han dicho que están paralizadas, sin poder contactar a su personal local.
«Por las pocas actualizaciones que tenemos, la magnitud de la devastación podría ser inmensa», manifestó Katie Greenwood, de la delegación regional de la Cruz Roja.
Pero incluso cuando puedan iniciarse los esfuerzos de ayuda, estos podrían verse complicados por las restricciones de entrada por covid-19.
La erupción del sábado se escuchó hasta Alaska, provocando un tsunami que inundó franjas costeras del Pacífico de Japón a Estados Unidos y llegó también a Sudamérica.
El sábado, dos mujeres en Perú murieron arrastradas por el oleaje.
La erupción dañó un cable submarino de comunicación entre Tonga y Fiyi que los operadores dicen que tomará dos semanas en reparar.