Human Rights Watch (HRW) aseguró este jueves que en Venezuela se viven “tiempos oscuros”, a pesar de que «la resistencia está cobrando fuerza” en las instituciones y en la calle.
En su informe anual, presentado en Berlín, la organización no gubernamental ofrece una imagen mixta del año 2018 en la que «líderes autocráticos» pisotean los derechos humanos y difunden odio e intolerancia.
«Es llamativa la intensa reacción contra los autócratas», asegura en una entrevista a EFE el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, que anima a que esta resistencia se convierta en tendencia. Resalta el efecto de manifestaciones y protestas en Polonia y Hungría, y de las elecciones en Malasia, Maldivas, Armenia, Etiopía y Estados Unidos.
Pero especialmente subraya el efecto de «inusuales coaliciones de países» pequeños, como el Grupo de Lima en su condena de Venezuela y la Organización para la Cooperación Islámica en su acción en favor de los rohingya en Myanmar, quizá por la inacción de las grandes potencias.
El informe contiene abiertas críticas al Washington del presidente Donald Trump, tanto en el ámbito interno como en su política internacional en un año marcado por la separación forzada de menores migrantes y por su ambigua postura ante el asesinato saudí del periodista disidente Jamal Khashoggi: «EE UU siguió retrocediendo en derechos humanos tanto en casa como en el extranjero».
HRW carga asimismo contra la «represión de voces independientes y oposición política» en Rusia y la destaca la «detención masiva de hasta un millón» de uigures en China, dos países que en opinión de la ONG «hicieron todo lo posible para socavar la aplicación de los derechos humanos a nivel global».
El informe dedica un espacio importante a Venezuela -empezando por la portada- y lamenta el «enorme coste humano» de mantener a un autócrata en el poder, con la consiguiente «hiperinflación y devastación económica» y la falta de comida y medicinas, que han hecho que «millones huyan del país».
Del ámbito latinoamericano, la ONG destacó además del «gran riesgo» que supone la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil por sus posiciones «racistas, homófobas y misóginas», la «catástrofe» de derechos humanos en México y los abusos impunes en Nicaragua tras la enorme concentración de poder operada por el presidente Daniel Ortega.
Roth, no obstante, advirtió que el «Trump de Brasil» podría también toparse con la «resistencia» que afronta el presidente de Estados Unidos en su país, ya que el gigante latinoamericano es una «democracia fuerte» con una justicia y unos medios «independientes» y una sociedad civil consolidada.