La sede de la Fundación Universitaria Española acogió el conversatorio titulado «Eso en mi país tampoco podía pasar» en el que por medio del análisis de la realidad política venezolana y cubana, se perfilaron algunos paralelismos con la deriva autoritaria del gobierno de Pedro Sánchez.
El ex diputado por Vox en las cortes Iván Espinosa de los Monteros moderó la mesa en la que participaron el venezolano Miguel Henrique Otero, director del diario El Nacional, y el cubano Antonio Guedes, expresidente de la Asociación de Iberoamericanos por la Libertad, ambos exiliados en España.
Espinoza de los Monteros abrió el debate recordando como en su momento se decía que en Venezuela no iba a pasar lo que pasó en Cuba porque ese país tenía una clase media bien instalada y tenía un nivel socioeconómico y cultural que hacía imposible pensar que fuera a pasar lo que luego pasó y comentó como ahora muchos dicen que España no es Venezuela.
Comienzo distinto, pero igual resultado en Venezuela
En el caso de la consolidación de la dictadura venezolana, Miguel Henrique Otero señaló que «el inicio es totalmente distinto al cubano, pero el resultado se parece mucho» y aclaró: «El modelo venezolano es distinto aunque con fuerte influencia cubana» porque después de todo «un narcisista copia un modelo totalitario que le permita permanecer en el poder».
«Hugo Chávez mediante el neoconstitucionalismo instauró una Asamblea Constituyente con que se tomó el Tribunal Supremo de Justicia y acabó con la separación de poderes, impuso la reelección continua y dinamitó los valores de la democracia liberal».
Otero señaló que la expresidenta del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, que ahora es embajadora de Nicolás Maduro en España, «hizo su tesis doctoral con cursos cortos sobre temas de medioambiente y no de temas constitucionales» en la Universidad de Salamanca y casualmente sus jueces de tesis posteriormente fueron contratados por ella como asesores y entre estos se encontraba Juan Carlos Monedero.
Sin embargo, Otero ve un futuro esperanzador en Venezuela, porque a diferencia de Cuba, «el régimen ha sido menos eficiente en terminar con toda la oposición» y señaló que la vía electoral está viva.
«Hoy hay un fenómeno político con María Corina Machado. Hace unos años el 90% de la población estaba en contra de Maduro y el 80% estaba en contra de los partidos de oposición, pero María Corina que estaba al margen logró conectar con el país entero», detalla.
Otero concluyó con optimismo que la dupla conformada por Edmundo González y María Corina Machado es claramente ganadora, aunque el chavismo «siempre ha hecho fraude» pero no siempre lo logran.
El caso cubano y sus coincidencias
Antonio Guedes considera que para determinar la calamidad en la que se encuentra Cuba basta con mirar los «signos migratorios» y recordó que Cuba «era receptor de inmigrantes antes de la revolución y ahora es generador de emigrantes».
Guedes explicó como el castrismo destruyó la Cuba próspera que había antes de 1959 y centró las condiciones que permitieron hacerlo en «instituciones débiles con una creencia popular en el mesianismo» en la que encontró un anclaje perfecto una personalidad como la de Fidel Castro, al cual describió como «un psicopático, narcisista y manipulador que cambia de criterio permanentemente, con rasgos paranoides y capaz de entregar la cabeza de quien fuese por el ‘bien y el futuro’ del país».
Este destacado exiliado cubano recuerda como «todo el mundo le aplaudía, incluso la élite intelectual y la propia prensa que confiscó posteriormente». Guedes alertó que la instauración de un totalitarismo «puede pasar en cualquier parte del mundo. Incluso la Europa culta y civilizada parió a Hitler y Mussolini», y fue categórico en señalar que «esto es posible en cualquier cultura y sociedad» y la expresión «a mí no me va a pasar es mentira».
Guedes señaló que cuando leyó recientemente una carta pública (en referencia a la tentativa de dimisión de Pedro Sánchez) el primer párrafo lo trasladó a 1959 cuando Fidel era jefe de las Fuerzas Armadas y también asumió como primer ministro de Cuba, y ante las críticas por la concentración de poder renunció a ese segundo cargo y «las masas enardecidas y las élites intelectuales exigieron que reasumiera el cargo».
Para Guedes en aquel momento Fidel no solo logró «hacerse la víctima sino también radicalizar el proceso revolucionario», y advirtió que iguales señales encuentra en la actual «presión a los jueces y los medios de comunicación por medio de las subvenciones».
Señaló que «la transición de Cuba no será como la española, la chilena o la de los países de Europa del Este», y confió el futuro de la isla a la biología (con la muerte de la generación castrista), la lucha del poder entre las familias que se reparten los negocios en Cuba, las protestas populares y la presión estadounidense con su régimen de sanciones.