La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) dejó este lunes en libertad al soldado Oswaldo Ríos Vinasco, al que había secuestrado la semana pasada en una zona rural del convulso departamento colombiano de Arauca, fronterizo con Venezuela.
El uniformado, de 21 años de edad, fue entregado a una misión humanitaria conformada por la Defensoría del Pueblo y la Iglesia Católica tras haber sido secuestrado el pasado 20 de agosto.
«El llamado sigue siendo a todos los grupos armados ilegales a dar muestras de buena voluntad que permitan alcanzar la paz y de manera particular aquellos grupos armados que se encuentran en proceso de negociación con el Gobierno Nacional», dijo el defensor del pueblo, Carlos Camargo, citado en un comunicado de su despacho.
El miércoles pasado, el ELN reconoció que había secuestrado al soldado Ríos en un caserío del municipio de Fortul y lo acusó de violar el cese el fuego bilateral con el gobierno porque, supuestamente, estaba «haciendo inteligencia».
La guerrilla agregó que el soldado Ríos, quien presta servicio militar en el Batallón de Alta Montaña N. 10 de Tuluá, iba a ser entregado a una comisión humanitaria, como ocurrió este lunes.
El uniformado fue secuestrado cuando estaba «de permiso» en su casa en Caranal y «sujetos que estarían de civil y portando armas largas» entraron a su hogar, lo secuestraron y se fueron en una camioneta, según informó la semana pasada el Ejército.
El pasado 3 de agosto comenzó a andar el cese al fuego bilateral de 180 días entre el Gobierno colombiano y el ELN y, ese mismo día, fue instalado el Comité Nacional de Participación (CNP) para integrar a la sociedad civil en los diálogos de paz.
Entre las violaciones al cese al fuego no están especificados los secuestros, ya que los protocolos se ciñen al respeto al DIH, que determina que la toma de rehenes sí es una violación y de hecho un delito de lesa humanidad.
El DIH considera que un actor armado puede tener en su poder a una persona -siempre tratándola con condiciones dignas- si la considera un peligro, es decir, si pertenece a otro bando, por ejemplo.
Sin embargo secuestrar a un civil que no tiene que ver con el conflicto para pedir dinero a cambio o intercambio por otro favor es una toma de rehenes y es un crimen de guerra no amnistiable -con o sin cese al fuego-.