“Nos están fallando. Pero los jóvenes están empezando a entender su traición. Los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes y si eligen fallarnos, nunca los perdonaremos. No dejaremos que sigan con esto. Justo aquí, ahora es donde trazamos la línea. El mundo se está despertando y se viene el cambio, les guste o no”.
Con esas palabras, Greta Thunberg finalizaba su discurso de no más de 500 palabras frente al plenario de las Naciones Unidas el pasado 23 de septiembre. En las gradas, líderes mundiales miraban con ojos entumecidos a la joven de solo 16 años de edad que se ha transformado en el mayor ícono de la lucha contra el cambio climático.
Un poco más de un año antes -el 20 de agosto de 2018-, la misma adolescente decidió no ir al colegio para sentarse fuera del Parlamento sueco a protestar contra lo que ella consideraba el poco avance en la disminución de la huella de carbono en su país.
Llevando un cartel que decía “Skolstrejk för klimatet” (“Huelga por el clima”), esta niña de baja estatura, cara seria y diagnosticada con Asperger, hacía frente a un tema que muchos científicos y activistas habían advertido, pero que pocos estaban dispuestos a dar soluciones concretas. Fue tanto el impacto que causó su acción que dos semanas después daba su primer discurso en público, algo que sorprendió incluso a sus padres, pues sufre de mutismo selectivo, lo que no le ha impedido presentarse en 2019 frente al Foro de Davos, el Parlamento británico, una comisión del Senado estadounidense, el plenario de Naciones Unidas y en la COP25, en Madrid.
Nacida el 3 de enero de 2003, hija de la soprano Malena Ernman y del actor y escritor Svante Thunberg, desde pequeña Greta fue una niña profundamente introvertida. Cuando tenía ocho años vio un documental sobre el cambio climático y quedó tan impresionada que la problemática le causó una profunda depresión. “Yo sobrepienso. Algunas personas pueden dejar ir las cosas, pero yo no puedo, especialmente si hay algo que me preocupa o me pone triste”, dijo al diario inglés The Guardian.
La fuerza que mueve a Greta es detener las promesas vacías que se han hecho hasta ahora y hacer que los líderes mundiales escuchen a los científicos. Para Eloisa Silva, consultora en sustentabilidad y miembro de la red Young Leaders of Americas Initiative, “el ‘fenómeno Greta’ es una combinación entre un momento histórico, donde se está cuestionando el statu quo en todo ámbito y en el que hay cambios sistémicos que se están desenvolviendo, y la aparición del movimiento femenino en que han surgido voces fuertes.
La red Young Leaders of Americas Initiative es un rograma creado por el ex presidente estadounidense Barack Obama.
Greta, siendo una voz femenina, pide cambios de forma clara y hace una denuncia apelando a la ética de las autoridades y los poderosos. Ella no tiene temor ni tiene otra agenda más que representar al movimiento social”.
Aunque no se muestra optimista sobre el resultado, Greta sostiene que debe hacer lo que se pueda. Esa determinación provocó que millones de personas salieran a las calles alrededor del mundo para unirse a su causa Friday For Future (“Viernes por el futuro”), mientras que otros tantos se han sumado al “flygskam” o “la vergüenza de volar”, movimiento que busca que la gente deje de trasladarse en avión para pasar a medios de transportes menos contaminantes como los trenes. Fue lo que llevó a Greta a navegar en veleros ecológicos desde Europa hacia Estados Unidos y viceversa.
“El fenómeno que se ha generado en torno a la figura de Greta y Fridays For Future ha sido clave para poder movilizar a jóvenes y adultos a la acción climática. Sin duda, ella para el 6D ha sido una inspiración, ya que instaló en la agenda mundial la urgencia de que las acciones hay que hacerlas ahora”, dice Jorge Tapia, director ejecutivo de #6D Global Climate Action, It’s Now!, una campaña internacional que se organizó para la COP25.
No obstante que por décadas ha habido activistas de peso que han advertido sobre los riesgos del cambio climático, el gran salto que ha causado Greta Thunberg está en la forma cómo habla, y que muchos atribuyen a que tiene Asperger lo que hace que no se distraiga con intereses sociales propios de alguien de su edad. De acuerdo con Sebastián Berfeld, vocero de Friends For Future Chile, “Greta hace un discurso totalmente confrontacional. Vale decir, ella sin pensarlo mucho les dice a los políticos que ellos les están quitando su futuro y que, gracias a sus decisiones que están tomando hoy día, todos los jóvenes no vamos a poder tener un futuro en un planeta en el que vivir. Esa acción motivó la lucha de muchos más jóvenes y despertó el inconsciente colectivo de toda una generación”.
Sebastián Berfeld, de 18 años de edad, estuvo entre los dirigentes del movimiento que se reunieron con ella en la COP25 de Madrid.
Varias figuras internacionales han salido en apoyo de Thunberg, partiendo por los líderes de Alemania, Angela Merkel, y de Francia, Emmanuel Macron. No obstante, no han sido pocas las voces que la han atacado. En julio, la OPEP la declaró como “la mayor amenaza” a la industria de los combustibles fósiles, mientras que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tuiteó de forma sarcástica que “ella parece ser una niña muy feliz que mira hacia un futuro brillante y maravilloso”. Ella consideró lo primero como “el mayor cumplido”, mientras que las palabras de Trump se transformaron en su biografía en Twitter.
La fuerza del discurso de Greta se ha replicado en jóvenes como Tamara Toledo, de 17 año de edad, proveniente de Talcahuano, una de las zonas más contaminadas de Chile, y que también viajó a Madrid para estar con ella. “Desde pequeña se me inculcó en mi familia el amor a la madre tierra. Trabajar en Fridays fue una especie de búsqueda para llevar este mensaje de amar a nuestros ecosistemas y protegerlos de quienes están abusando de ellos”, dice.
Con motivo de la COP25, que se iba a realizar en Chile hasta que la crisis social hizo que la cumbre se trasladara a Madrid, muchos países sucribieron compromisos para disminuir su huella de carbono. Sin embargo, falta que las naciones más industrializadas se sumen a estas medidas. Como dijo Greta en la capital española, la huelga por el clima “no ha logrado nada”.
“No podemos seguir así; no es sustentable que los niños no vayan al colegio y no queremos continuar. Nos encantaría algo de acción de parte de quienes están en el poder. La gente está sufriendo y muriendo. No podemos esperar más tiempo”, sentenció.
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