Trece días de protesta contra los políticos y la corrupción han sido más fuertes que el débil gobierno del Líbano y este martes el primer ministro, Saad Hariri, no pudo aguantar la presión y presentó la renuncia del gobierno al presidente del país, Michel Aoun.
Las calles de Beirut que comenzaron el día pobladas de obstáculos y bloqueadas, se han tornado en una fiesta en horas de la tarde. Esto después de que el primer ministro libanés anunciara en un mensaje al país que su Ejecutivo no va a continuar.
La música y las canciones han acompañado la algarabía de los manifestantes, al constatar que las protestas ya son incontenibles para el Gobierno del país.
“Me dirijo al Palacio Baabda para presentar la dimisión del gobierno al presidente, Michel Aoun, en respuesta a los muchos libaneses que salieron a las plazas para pedir el cambio”, indicó en un breve discurso Hariri.
El mandatario advirtió que ya no puede ocultar más el hecho de que el Líbano llegó a un callejón sin salida. Por lo que puso su dimisión en manos del presidente y de todos los libaneses.
También se refirió a sus socios políticos, recordándoles su responsabilidad de proteger el país y buscar formas de desarrollar la economía, para lo que hay en estos momentos una buena oportunidad que no se debe dejar pasar.
“Las posiciones vienen y van, pero lo más importante es la dignidad y la seguridad de la patria (…) Nadie es más grande que mi país”, concluyó el primer ministro.
Hariri ya dimitió por sorpresa en 2017, en un discurso televisado desde Arabia Saudí, en el que entonces denunció que se preparaba un atentado contra su vida y criticó la injerencia de Irán en su país y en el mundo árabe.
En aquella ocasión, Aoun no aceptó su decisión, pero en esta oportunidad parece que las circunstancias son distintas.
Una fuente de la Presidencia libanesa indicó a EFE que Aoun está valorando la renuncia presentada por Hariri, y anunciará su decisión en las próximas horas o días. Mientras el país aguarda, las reacciones no se han hecho esperar.
Reacciones tras la renuncia de Hariri
Jan Kubis, coordinador especial de la ONU en el Líbano, instó a las autoridades a actuar con rapidez y decisión para formar, en los plazos constitucionales, un nuevo gobierno que responda a las aspiraciones de los libaneses, gane su confianza, brinde seguridad, ley y orden.
También estimó que el Libano deberá proseguir las reformas y cambios, detener el derrumbe económico y poner al país en la vía de la recuperación, del desarrollo sostenible, crecimiento, preservando la unidad del Líbano y su pueblo.
Nabih Berri, presidente del Parlamento, declaró a la cadena de televisión NBN que la actual situación del Líbano en la que se pide la caída del régimen, necesita que se apacigüe de modo inmediato y un diálogo entre todos los componentes de la política libanesa.
“Lo que sucede no es una cuestión comunitaria y menos confesional”, agregó.
La caída de Hariri se produce después de un día tenso en el que se produjeran enfrentamientos entre vecinos, que destruyeron tiendas de campañas e infraestructuras instaladas por los congregados desde el comienzo del levantamiento, el 17 de octubre.
Las protestas arrancaron aquel día, después de que el gobierno anunciara su intención de tasar las llamadas telefónicas a través de servicios de mensajería gratuita por internet.
Desde entonces, miles de personas tomaron las calles de Beirut y de otras ciudades del país exigiendo la marcha del gobierno.
Asimismo, pidieron respuestas contra la corrupción y la situación económica de un país que, tras 29 años, aún no puede garantizar el suministro de electricidad.
Los manifestantes exigen la caída del régimen político sectario, que otorga cuotas en las instituciones a los diversos partidos políticos y que mantiene un sistema plagado de casos de corrupción, mientras el país acumula una deuda de 86.000 millones de dólares, un 150% del PIB.