La mayoría de los aliados afganos que intentaron huir con el retiro de Estados Unidos no pudieron hacerlo debido al caos en el aeropuerto de Kabul, aseguró el miércoles un alto funcionario, que dijo estar «atormentado» por las decisiones que debieron tomarse.
El gobierno de Joe Biden asegura que los victoriosos talibanes prometieron permitir la partida de afganos que quedaron atrás, pero muchos de los que trabajaron para Estados Unidos durante su misión de 20 años temen represalias.
«Todos los que lo vivimos estamos atormentados por las decisiones que tuvimos que tomar y por las personas a las que no pudimos ayudar a salir de Afganistán en esta primera fase de la operación», dijo el alto funcionario del Departamento de Estado que estuvo involucrado en el operativo.
«Sentimos el enorme compromiso de permanecer leales a todas las personas con las que tenemos esta deuda. Y vamos a seguir haciendo todo lo posible en las próximas semanas y meses para cumplir con ese compromiso y ayudar a salir de Afganistán a aquellos que deseen hacerlo», dijo a periodistas bajo condición de anonimato.
En los últimos días de la guerra, Estados Unidos sacó por aire a más de 123.000 personas del aeropuerto de Kabul, incluidos ciudadanos e intérpretes estadounidenses así como otras personas que apoyaron la misión y eran elegibles para una visa migratoria especial.
Biden dijo que el puente aéreo fue una operación sin precedentes, que se logró contactar prácticamente a todos los estadounidenses, quedando atrás poco más de 100. Pero el citado funcionario reconoció que la mayoría de los solicitantes de visas afganos y sus familias no lo lograron.
Multitud de afganos «se volvió ingobernable»
El funcionario dijo que los talibanes cooperaron con la operación, dejando ingresar en general a la gente al aeropuerto internacional Hamid Karzai, tomado por las fuerzas estadounidenses.
Pero agregó que la multitud en las puertas de acceso se volvió ingobernable, haciendo imposible controlar entre la muchedumbre las credenciales emitidas por las fuerzas estadounidenses.
«No es una crítica a la gente que estaba desesperada por irse; esa es la característica del comportamiento humano en ese tipo de condiciones», consideró el funcionario.
«Creo que lo que la gente no entiende es que la multitud aglomerada afuera del punto de acceso estaba al borde de convertirse en una turba incontrolable», expresó.
El 26 de agosto, un atentado suicida reivindicado por el grupo extremista Estado Islámico dejó más de 100 afganos y 13 soldados estadounidenses muertos, apenas días antes de que las últimas tropas partieran el lunes, hora de Kabul.
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