Los líderes de Francia y Alemania se comprometieron este domingo a ser un motor para Europa y a seguir apoyando a Ucrania «el tiempo que sea necesario», en un acto en el que celebraron 60 años de cooperación franco-alemana.
«El futuro, como el pasado, descansa en la cooperación de nuestros dos países» como «locomotora de una Europa unida», afirmó el jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, de visita en París este domingo con motivo del aniversario del Tratado del Elíseo.
La alianza entre Francia y Alemania se ha visto a prueba con la invasión rusa de Ucrania y toda una serie de cambios geopolíticos.
«Seguiremos dando a Ucrania, el tiempo que sea necesario, todo el apoyo que precise», declaró Scholz en un discurso en la universidad de La Sorbona.
«Apoyo indefectible» de Francia y Alemania a Ucrania
A su lado, el presidente francés, Emmanuel Macron, prometió un «apoyo indefectible» de ambos países al pueblo ucraniano, «en todos los ámbitos». Y prometió trabajar para que la UE sea «una potencia geopolítica por derecho propio, en la defensa, el espacio y la diplomacia».
Ambos dirigentes hicieron estas declaraciones tras la negativa de Berlín de facilitar a Ucrania los tanques Leopard de fabricación alemana, que el gobierno de Volodimir Zelenski reclama para hacer frente de manera más eficaz a las fuerzas rusas.
La posición de Berlín recibió numerosas críticas, la última de ellas este domingo desde Polonia. Su primer ministro, Mateusz Morawiecki, calificó de «inaceptable» la negativa de Alemania de entregar sus Leopard o autorizar al menos que otros países faciliten a Kiev los que tienen a su disposición.
En Francia mientras tanto, varias figuras políticas están pidiendo que París tome «la iniciativa» enviando un número limitado de tanques Leclerc a Ucrania.
Tras el acto en La Sorbona, Scholz y Macron tenían prevista una reunión ministerial conjunta.
Ambos líderes tienen una relación fría, con «problemas estructurales que van más allá de las relaciones personales», dijo Jacob Ross, un investigador del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores en Berlín.
Las fricciones llegan hasta la opinión pública: un 36% de los franceses encuestados y un 39% de los alemanes dijeron a Ipsos esta semana que el vínculo está deteriorado.
Una cooperación a muchos niveles
El Tratado del Elíseo de 1963 firmado entre los líderes de la posguerra, el alemán Konrad Adenauer y el francés Charles de Gaulle, abarca desde la cooperación militar a los intercambios para jóvenes.
Desde entonces, Francia y Alemania han sentado frecuentemente las bases para cualquier respuesta conjunta del bloque europeo, dentro de una amplia agenda que ahora incluye conflicto en Ucrania, el clima, la energía y la competitividad de Europa frente a una nueva ola de subsidios en Estados Unidos.
Ross indica que parte del problema radica en que Francia se aferra a una percepción histórica como una potencia soberana, con un arsenal nuclear y un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU.
En contraste, Alemania ha delegado con gusto en las últimas décadas los temas de defensa a Estados Unidos.
Pero hay indicios de cambio por ambas partes.
Del lado francés, el gobierno ha reactivado su papel en la OTAN desde la invasión contra Ucrania y Alemania invirtió 108.000 millones de dólares para modernizar sus fuerzas armadas.
Al mismo tiempo, se está retrasando el desarrollo conjunto de aviones y carros de combate de nueva generación, y Francia no participa en la iniciativa antimisiles Sky Shield, liderada por Alemania y compuesta por 14 países.
Más allá de los temas de defensa, los desafíos de comercio y energía afectan por igual a ambos países.
Para Berlín, «las cosas están muy complicadas porque el modelo económico de Alemania está siendo puesto a prueba», dijo Maurice Gourdault-Montagne, exembajador de Francia en Berlín.
Sin gas ruso barato o sin energía nuclear, Alemania se vio forzada a volver en parte al carbón, ya que las energías renovables todavía no pueden compensar la carencia. Francia a su vez se afana por reparar y remplazar su vetusto parque de reactores nucleares.